De acuerdo con una investigación de la Universidad de Kent, los hombres pueden distinguir entre los aromas de mujeres sexualmente excitadas y no excitadas, esto debido quizá a las feromonas femeninas, que son sustancias secretadas tanto por seres humanos, como por animales, que sirven como estímulo a otros individuos de la misma especie para una o más respuestas de comportamiento.
El concepto de feromona humana, o aroma sexual de atracción, se ha debatido e investigado durante años y en la mayoría de los animales, la relación entre las feromonas y el apareamiento es sencilla.
Pero cuando hablamos de las feromonas humanas, estas son altamente individualizadas y no siempre se notan. En 1986, la Dra. Winifred Cutler, bióloga y endocrinóloga del comportamiento, descubrió feromonas en nuestras axilas. Ella y su equipo de investigadores descubrieron que una vez que se eliminaba el sudor dominante de las axilas, lo que quedaba eran los materiales inodoros que contenían las feromonas.
Si bien las feromonas son un tema que provoca mucha curiosidad, son difícil de estudiar, por lo que todavía no hay información fidedigna que revele cómo funcionan exactamente en las personas y, quizás, si existen las feromonas femeninas y masculinas. Dicho esto, parece haber un efecto diferente de las feromonas en humanos en comparación con otros mamíferos.
Las feromonas femeninas y masculinas se encuentran en las secreciones, como el sudor, y se perciben a través del tabique nasal; posiblemente modifiquen el estado de ánimo, en lugar de estimular las respuestas físicas estereotipadas “fascinantes” que se sabe que asociamos con las feromonas en los animales.
Existen diferentes tipos de ellas: feromonas liberadoras, feromonas cebadoras, feromonas señalizadoras y feromonas moduladoras. Entre estas, las feromonas femeninas que son señalizadoras pueden ayudar a la madre a reconocer a su recién nacido por su olor, pues su función tiene que ver con proporcionar información.
