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¿Por qué tu esfuerzo no te hará rico? (y qué sí puedes hacer)

Contra toda evidencia, todavía hay mucha gente que piensa que esforzándose puede volverse rica. Pero si no, ¿qué sí podemos hacer?

Contra toda evidencia, todavía hay mucha gente que piensa que esforzándose puede volverse rica. O peor aún, que quienes son pobres no se esfuerzan lo suficiente como para “salir adelante”. Lamento romper su castillo de cristal, pero eso es una mentira, y es fácil de comprobar.

Comprobación

Según el informe de Desigualdades publicado por el COLMEX en 2018, el 98% de las personas que se encuentran en los estratos económicos más bajos de la sociedad morirán en el mismo estrato. Sólo 2% podrá salir. ¿Por qué? Muy simple, los escalones son más altos y difíciles de subir para quien empieza más abajo.

Por ejemplo, un escalón importante es el de la educación. En México contamos con un sistema universitario gratuito, pero para acceder a él, se requiere una escolaridad al menos pasable. Las escuelas con piso de tierra, sin baño o sin maestros difícilmente impulsarán universitarios. Más aún, tener hambre y poner atención en clase son dos cosas excluyentes; por lo que los 1.5 millones niños desnutridos en México tienen enfrente un escalón muy alto.

ACAPULCO, GUERRERO, 20 de AGOSTO de 2018.- Alumnos de la primaria “Plan de Ayala”, en la colonia Emiliano Zapata, una de mas violentas en la periferia de Acapulco.
FOTO: CARLOS ALBERTO CARBAJAL /CUARTOSCURO.COM

Otra cosa importante, entrar en la universidad, no quiere decir que vas a terminar. A veces tiene que ver con la falta de aprovechamiento y la voluntad; pero en otras ocasiones, hay desventajas difíciles de superar. Es más fácil pasar una materia si después de clase vas a tu casa y no a trabajar. Las becas tampoco están bien repartidas, hay testimonios de que los sistemas de becas evitan otorgar apoyos a quienes viven en pobreza extrema, porque creen que no aprovecharán la beca.

Y esto nos lleva al siguiente escalón: la discriminación. En primer lugar, quienes son pobres, gente sin hogar o con adicciones suelen ser discriminados en los lugares de trabajo. Si alguien en estas condiciones llega a pedirte empleo, ¿lo contratarías? Muchos responderían que no, y esa es la razón principal por la que estas personas difícilmente salen de su situación.

Pero la discriminación no se queda ahí. Si eres mujer, homosexual, bisexual, transgénero, indígena, afrodescendiente o muy joven (nótese que en esta lista casi están dos terceras partes de la población); el campo laboral es más duro para ti. Además que si logras tener un empleo, lo más seguro es que te esfuerces más que tu compañero hombre, blanco, heterosexual y nacido en la clase media alta (o más arriba), y de todas maneras ganes menos.

¿Queda claro?

MEXICO, 10 de SEPTIEMBRE de 2013.- Con música Regional, baile y comida se llevó a cabo el congreso Afromexicano
FOTO: JUAN PABLO ZAMORA /CUARTOSCURO.COM

¿Por qué seguimos pensando en que el esfuerzo nos sacará de pobres?

Fácil. Publicidad. Es como la zanahoria colgada de un hilo frente al caballo. Siempre parece que está al alcance, pero el caballo nunca la atrapa, no importa cuanto corra. ¿No parece que tus sueños están siempre a punto de realizarse? Casi tienes el carro que quieres, la casa, el puesto, el sueldo; estás a punto de poderte comprar todo lo que quieras. Pero si de casualidad logras hacerlo, resulta que quieres más, o peor, surge una emergencia familiar y todos tus recursos se van o nunca son suficientes. Como una zanahoria que siempre te elude.

Te sigues esforzando, ¿no es así? ¿Qué más podrías hacer? Este es justo el punto. Desde hace mucho existe una duda moral sobre la riqueza. Lo sabían los egipcios hace 3,300 años, e incluso el Jesús de hace dos mil años, quien decía que era más fácil pasar un camello por el ojo de un aguja que un rico en el reino de dios (lástima que su sacerdotes no crean en eso). La misma creencia circuló en los milenarismos medievales, en el romanticismo y en las doctrinas comunistas. Después de todo, ¿cómo se puede justificar moralmente tener más dinero del que se puede gastar en un mundo donde una determinada población se muere de hambre? Con toda esta mala publicidad a lo largo de los años, ¿por qué seguimos esforzándonos?

Tiene que ver con el sistema económico. Si nadie creyera que trabajando se puede lograr lo que sea, nadie generará un excedente de trabajo. Todas nos tomaríamos sólo el tiempo suficiente y lo demás lo invertiríamos en alguna otra cosa, ¿por qué vamos a trabajar más de lo necesario si nadie nos obliga? Porque alguien colocó una zanahoria enfrente de nosotros: el consumo sin fin, el trabajo sin fin, el esfuerzo sin fin, hasta que llega el dulce y liberador descanso de la muerte.

CIUDAD DE MÉXICO, 18 de OCTUBRE de 2018.-Vista desde la colonia Jalalpa las Torres de la Ciudad de México.
FOTO: VICTORIA VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM

La zanahoria, sin embargo, es una ilusión. Casi todos nosotros estamos a tres pasos de quedar en la calle, de ser literalmente indigentes. Piénsalo, qué pasa si pierdes tu empleo, no puedes pagar tus préstamos y pierdes tu casa; y además no tienes a nadie que te apoye. ¿Cuánto tiempo durarías así? ¿Seis meses?, ¿un año?, ¿y si te enfermas?

Las zanahoria nos da una meta, la falsa sensación de seguridad que nos hace creer que caminamos hacia un rumbo. Pero entre más te concentres en el premio, más enajenado y convencido estarás. No importa si naciste en pobreza, pobreza extrema o en la clase media, difícilmente saldrás de ahí; pero pasarás la vida entera persiguiendo la idea de que es posible.

Si no me esfuerzo, ¿entonces qué hago?

Una clave importante para volvernos económicamente más resilientes son las redes de apoyo. Si pierdes tu empleo y tu casa, ¿tienes a dónde llegar?, ¿hay personas que confían en ti, y te darían un empleo o un préstamo aunque no les des garantías? Esforzarnos por trabajar todo lo que podamos puede volvernos más vulnerables. Si no nos damos tiempo para cultivar relaciones significativas y de apoyo, si no nos tomamos un respiro para ayudar a otros que nos necesitan, y si no trabajamos con el convencimiento de que también lo hacemos por los demás; es más probable que este sistema nos engulla.

Piénsalo. Para que tú llegaras a dónde estás, necesitaste de mucha gente. Es como dice el viejo adagio, “se necesita toda una tribu para criar a un niño o una niña”. Piensa en toda la gente que intervino en tu vida para facilitarte las cosas, para enseñarte, para apoyarte. ¿Dónde estarías sin esa tribu? Más importante que trabajar como loco para ser rico, es construir redes para hacerte resistente. Es un mundo difícil, ya lo vimos, ¿en dónde ponemos nuestro esfuerzo para tener una buena vida?

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