Existe infinidad de relatos de sexo sin tabúes en Internet, los cuales son escritos por personas que no temen dejar ver su lado más excitante y apasionado.
Este tipo de relatos de sexo se pueden llegar a encontrar en blogs especiales o ciertos sitios web cuyo enfoque es principalmente el sexo. Las historias son escritas, en su mayoría, por personas que no precisamente se dedican a la redacción profesional, si no que, simplemente quieren expresar su sentir en cuanto a sus encuentros íntimos.
Si quieres incursionar en este tipo de lectura, aquí te dejamos algunos relatos de sexo sin tabúes que seguro te dejarán con ganas de seguir leyendo.
Relatos de sexo sin tabúes
Estaba con dos amigas en un bar, el alcohol comenzó a hacer efecto. Las luces, la música… todo nos llevó al baño. Antes de decir algo, ellas ya se estaban besando frente a mí. Me sentí el hombre más afortunado y enseguida entré al juego con ellas. Todos nos tocábamos y la intensidad seguía aumentando. Terminaron haciéndome sexo oral; el mejor de mi vida.
-Carlos, 24 años.
Era mi primera noche de soltería tras haber terminado con mi novio de seis años. Fui con mis amigos al bar de siempre, pero esta vez noté rostros desconocidos, entre ellos, el de un hombre de aproximadamente 40 años. Su mirada, labios y barba me animaron a acercarme a él y entablar platica de inmediato. No pasaron 20 minutos y ya nos estábamos besando. Salimos a la calle para continuar con el jugueteo y en una esquina oscura terminamos teniendo sexo frente a una pared. Sí, hubo quien nos vio y en cuanto notó la intensidad del momento decidió irse de inmediato.
-Alma, 28 años.
Uno de nuestros objetivos sexuales era tener sexo en el mar. Así que mi pareja y yo decidimos intentarlo una tarde de domingo. El sol caía y nosotros habíamos bebido un poco. Nos adentramos al mar en dónde habíamos menos gente y una vez que el agua cubrió la cadera de ambos colgué mis piernas en su cadera, moví un poco la parte e mi bikini y saqué su pene del short. Yo sola me penetré y comencé a balancearme frente a él, quien sostenía mis glúteos firmemente para que no me cayera.
-Rebeca, 30 años.
