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CIENCIA Y TECNOLOGíA

¿Cortar los extremos de los pepinos y frotarlos realmente previene que se amarguen?

¿Realmente es necesario cortar y frotar los extremos de los pepinos para evitar que se pongan amargos?

En más de una ocasión hemos escuchado la teoría de que si preparas un pepino para comerlo fresco, debes cortar sus extremos inferior y superior para luego frotarlos contra la sección rebanada (expuesta) con el fin de evitar que se pongan amargos.

La instrucción suele venir acompañada de una recomendación: “frota hasta que salga una especie de espuma blanquecina que indica que el proceso se llevó a cabo de manera adecuada”.

Para muchos, este no es más que un mito, pero lo cierto es que si se quiere evitar que los pepinos frescos se pongan amargos, sí es necesario llevar a cabo parte de este procedimiento.

Para saber porqué, es necesario entender que la amargura en los pepinos es provocada por compuestos conocidos como cucurbitacinas, mismos que incluso pueden llegar a ser potencialmente tóxicos.

En los pepinos, las cucurbitacinas se encuentran en el extremo del tallo, más cerca de la piel.

Al cortar los extremos del pepino se previene una contaminación del resto del producto, lo que lo mantendrá sabroso y fresco por más tiempo.

Sin embargo, al momento de frotar los extremos de nuevo en el pepino, sí hay riesgo de contaminación de cucurbitacinas, por lo que se recomienda solo cortar los extremos y evitar el frotamiento.

Estos compuestos químicos también provocan amargura en la calabaza, el melón amargo y el calabacín, mientras que el sabor desagradable que provocan puede ser consecuencia de cambios de temperatura, falta de agua o incluso estrés ambiental.

Los expertos en botánica creen que este amargor podría ser una especie de sistema de defensa de las plantas ante la herbivoría.

Estos compuestos también llegan a usarse en productos para atraer algunas variedades de escarabajos que no se sienten repelidos por ellos ni les representa ningún peligro.