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POLíTICA

Solo 6 países en el mundo otorgan los mismos derechos económicos a hombres y mujeres

Bélgica, Dinamarca, Francia, Letonia, Luxemburgo y Suecia son los únicos países del mundo donde los hombres y mujeres obtienen los mismos derechos económicos, de acuerdo a un reporte del Banco Mundial.

Bajo el título de “Mujeres, negocios y la ley”, el Banco Mundial tabuló los resultados que el organismo con sede en Washington recogió a lo largo de diez años, tomando en cuenta ciertos factores como desigualdad financiera y legal, libertad de movimientos, la maternidad, la violencia doméstica y la gestión de activos.

Entre los 187 evaluados, solo seis alcanzaron la paridad de género en el campo económico. Justo abajo de estos, con el 97.5% de igualdad de derechos, figuran Austria, Irlanda, Portugal, España, Reino Unido, Grecia, Estonia, Finlandia y Canadá.

En esta misma tabla, México registró el 86.25%, superando a los Estados Unidos, con 83.7%. Al final del espectro se encuentran los países en los que impera un sistema fundamentalista islámico, donde las mujeres todavía carecen de derechos básicos. Arabia Saudita es el peor con el 25.63%.

En promedio, las mujeres tienen el 74.7% de los derechos que gozan los hombres a nivel mundial. A pesar de la desigualdad, este dato representa un avance en los últimos diez años, cuando el índice promedio de igualdad estaba en 70.1%.

Según Kristalina Georgieva, presidenta interina del Banco Mundial, el índice nos demuestra que se han registrado avances en los órganos legislativos de todo el mundo para erradicar la brecha, pero todavía hay mucho por hacer:

Muchas leyes y regulaciones continúan impidiendo que las mujeres ingresen al mercado de trabajo o inicien un negocio. La discriminación puede tener efectos duraderos en la inclusión económica de las mujeres y su participación laboral.

La aprobación de leyes, como el derecho a manejar otorgado a las mujeres saudis el año pasado, son un paso en la dirección correcta, pero se debe hacer más por aceptar el papel que juegan las mujeres en cualquier sociedad. Por tal motivo, se debe ir más allá de normas y sanciones.

Las leyes deben implementarse de manera significativa, y esto requiere una voluntad política a largo plazo, el liderazgo de hombres y mujeres en todas las sociedades y cambios en las normas y actitudes culturales arraigadas. […] En última instancia, los datos nos muestran que las leyes pueden ser herramientas que ayuden a las mujeres en lugar de impedirnos alcanzar nuestro potencial.