Una ducha vaginal consiste en lavar la vagina con agua o una mezcla de líquidos para eliminar los olores y “limpiar” la vagina, pero la vagina no necesita de una limpieza, pues tiene sus propios procesos para limpiarse.
Aunque no son necesarias y en realidad tienen muchos efectos negativos, una encuesta de 2002 encontró que la práctica es muy común, en especial en mujeres afroamericanas e hispanas.
¿Cómo se hace una ducha vaginal?
Por lo general, las duchas vaginales consisten en vinagre mezclado con agua, pero algunos productos empaquetados contienen bicarbonato de sodio, yodo, antisépticos y fragancias. Para realizar una ducha vaginal, se coloca una mezcla de agua y otros ingredientes en una botella o bolsa y luego, la mezcla se rocía o inyecta hacia arriba en la vagina, para que después los fluidos salgan de la vagina.
Las duchas vaginales no se recomiendan, no sólo porque son riesgosas, sino porque además la vagina está diseñada para mantener de forma natural un equilibrio de pH saludable, con bacterias que ayudan a detener las infecciones y prevenir las irritaciones.
Usar duchas vaginales elimina o reduce en gran medida la cantidad de bacterias saludables en la vagina y las bacterias malas pueden florecer y provocar infecciones, irritaciones y complicaciones más graves.
La forma más fácil de limpiar la vagina es realizar un simple lavado durante el baño. Si bien el jabón no es necesario, puedes usar uno suave y que no tenga mucho aroma, pues las fragancias y los productos químicos pueden irritar la piel sensible de los genitales.
Sigue estos pasos para limpiar tu vulva durante el baño:
- Con una mano, forma una V con los dos primeros dedos para sujetar la piel exterior y extender los pliegues de la vagina.
- Usa agua tibia para mojar suavemente el área y lava con un jabón suave si lo deseas. No frotes los pliegues con fuerza y evita que entre jabón en la vagina.
- Enjuague suavemente el área con agua hasta que se elimine todo el jabón.
- Con una toalla limpia, seque el área con palmaditas.
