La palabra ducha viene del francés y es otra forma de referirse a lavar o remojar algo. Una ducha vaginal se refiere a un método para lavar la vagina, generalmente con una mezcla de agua y vinagre.
También existen duchas vaginales que se venden en farmacias y supermercados que contienen antisépticos y fragancias, pueden venir en una botella o bolsa y se rocía a través de un tubo hacia arriba en la vagina.
Entre las razones comunes por las que las mujeres usan una ducha vaginal tenemos que se eliminan olores desagradables, la creencia de que se puede prevenir el embarazo, lavar la sangre menstrual después de menstruar, limpiar el semen después del sexo o evitar una infección de transmisión sexual; sin embargo, las duchas vaginales no logran ninguna de estas cosas.
Si bien algunas mujeres dicen que las duchas vaginales las hacen sentir más limpias, hay muy poca evidencia científica de los beneficios de las duchas vaginales. Además, conllevan a riesgos como:
- Infecciones vaginales (vaginosis bacteriana). Las duchas vaginales alteran el equilibrio natural de las bacterias en la vagina (llamado flora vaginal). Estos cambios hacen que el ambiente sea más favorable para el crecimiento de bacterias que causan infecciones.
- Enfermedad inflamatoria pélvica (EPI). La EPI es una infección del útero, las trompas de Falopio y / o los ovarios. La investigación ha encontrado que las mujeres que se hacen duchas vaginales pueden tener un riesgo 73% mayor de contraer EPI.
- Complicaciones del embarazo. Las mujeres que se hacen lavados vaginales más de una vez a la semana tienen más dificultades para quedar embarazadas que las que no se hacen lavados vaginales. Las duchas vaginales también pueden aumentar el riesgo de embarazo ectópico hasta en un 76%.
- Cáncer de cuello uterino. La ducha vaginal al menos una vez a la semana se ha relacionado con una posible mayor probabilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino.
