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CIENCIA Y TECNOLOGíA

Avi Loeb, el astrónomo de Harvard que cree en la vida extraterrestre

En una entrevista con el Washington Post, Avi Loeb, actual director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, recuenta que todo comenzó con clases magistrales sobre la modestia cósmica: la idea de que sería arrogante asumir que el ser humano está sólo en el universo, o que es una especie particular y especial.

Con una serie de artículos sobre agujeros negros, galaxias jóvenes y otros objetos bajo el brazo, lejos de cualquier exposición mediática masiva, Loeb fue uno de los científicos que se vieron retados tras la aparición de Oumuamua en 2017 en los telescopios de astrónomos en Hawaii.

Se trataba del primer objeto interestelar jamás descubierto por la humanidad, por lo que todos los astrónomos alrededor del mundo se preguntaban cómo el objeto llegó a nuestro pequeño terruño en la Vía Láctea.

No obstante, el ilustre Avi Loeb sugirió algo que, aunque insólito, era difícil de refutar: el objeto probablemente provenía de otra civilización.

De considerarse un origen artficial, cabe la posibilidad de que ‘Oumuamua sea una vela de luz, flotando en el espacio interestelar como el desecho de equipo tecnológico avanzado”, escribió Loeb junto a su colega Shmuel Bialy en Astrophysical Journal Letters en noviembre de 2018.

De por sí, ‘Oumuamua es la palabra hawaiana para ‘explorador’, y las conclusiones de Loeb y su compañero sólo agregaron la emoción de los entusiastas de la vida extraterrestre y desestabilizó las frágiles órbitas de la academia astronómica.

‘Oumuamua no es una nave espacial, y los autores de ese reporte presentan un insulto a la investigación científica honesta simplemente sugiriéndolo”, escribió Paul M. Sutter, un astrofísico de la Ohio State University, justo después de que se publicara.

“Un ejemplo hilarante de ciencia sensacionalista y con intenciones enfermas”, argumenó el astrofísico teórico Ethan Siegel en Forbes.

“A veces escribes un artículo sobre algo en lo que no crees en absoluto, sólo con el propósito de publicarlo”, sugirió Katie Mack, una astrofísica de North Carolina State University a The Verge.

Avi Loeb, el astrónomo de Harvard que cree en la vida extraterrestre y que un objeto interestelar podría ser la clave para descubrirla (Adam Glanzman/The Washington Post)

La mayoría de los científicos creen que ‘Oumuamua es una ‘roca‘ de algún tipo, ya sea un asteroide proveniente de una estrella que explotó hace millones de años, o un cometa de hielo que viaja por el vació interestelar.

Sin embargo, Loeb reitera a The Washington Post que el objeto se mueve demasiado rápido para ser una roca inerte, además de que se aleja de nuestro Sol ‘como si algo estuviera impulsándolo por detrás’.

Según Avi, si se tratara de un cometa que expide chorros de vapor, las observaciones limitadas que los astrónomos hicieron sobre él no son capaces de demostrarlo.

Loeb arguye que el comportamiento de ‘Oumuamua significa que no puede ser, como lo imaginan, un pedazo de roca con forma de patata alargada. Más bien, se trata de un objeto que es muy largo y no más de 1 milímetro de grosor, quizá como un panqué obloide de un kilómetro de largo, o una vela naval: tan ligero y delgado que el Sol lo propulsa hacia el exterior de nuestro sistema solar.

Mientras que no le dice al diario que se trata seguramente de alienígenas, comenta que no puede pensar en cualquier otra cosa que encaje con los datos obtenidos. Y ese razonamiento lo ha estado repitiendo por todas partes.

Muchos esperaron que me retractaría con toda la publicidad que he obtenido”, dice Loeb. “Si alguien me muestra evidencia de lo contrario, así me retractaré”.

En lo que eso ocurre, Loeb continúa e incluso enfatiza su razonamiento, al llevar a cabo una sesión de preguntas y respuestas en Reddit sobre ‘cómo el descubrimiento de la vida extraterrestre en el espacio transformará nuestras vidas’ y envía correos electrónicos a sus colegas y amigos con actualizaciones sobre los reporteros que hablan con él.

La Academia, continuación de la curiosidad de un niño

Loeb creció en una granja de Israel, donde desarrolló un interés por los libros de filosofía que imaginaban ‘universos amplios’, una fascinación que lo llevaría a la academia y, eventualmente, hasta ‘Oumuamua.

No creo que la academia sea parte de un sistema de clase en la cual ellos son la élite”, dice a Washington Post. “Lo veo como una continuación de la curiosidad de un niño, tratando de compernder cómo es el mundo”.

Entró al Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, Nueva Jersey, en la segunda mitad de los años ochenta, ‘a donde fue Einstein‘, anota. Posteriormente ocupó una plaza junior en el Departamento de Astronomía de Harvard, de donde fue promovido a los tres años cuando ‘no habían promovido a nadie durante 20 años’.

Anotaciones en el escritorio de Avi Loeb (Adam Glanzman/The Washington Post)

Como la recuenta al diario estadounidense, la vida de Loeb suena como una versión intelectual de Forrest Gump, en la que persigue individualmente su curiosidad por la ciencia e intersecta por coincidencias con algunos gigantes del campo, a quienes nombra como si nada: Stephen Hawking cenó en su casa, Steven Spielberg le pidió consejos para sus películas.

Luego, el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner le pidió ayuda para diseñar la primer nave interestelar humana, la cual ya se está realizando con un presupuesto de 100 millones de dólares y ayuda posterior de Mark Zuckerberg y el Hawking tardío.

La idiosincracia de Loeb

A medio día, Loeb baja de su oficina hacia un salón completamente blanco para mostrar los principios básicos de la astrofísica a un grupo nuevo de estudiantes, a quienes pregunta sus pasatiempos conforme pasa la lista.

‘La vida extraterrestre nos haría sentir como parte del planeta tierra como civilización, y no como países individuales votando en cosas como el Brexit’, (Adam Glanzman/The Washington Post)

Diez minutos después, Loeb sale del guión.

¿Alguien ha escuchado el nombre ‘Oumuamua?”, pregunta. “¿Qué significa?”

Casi todos asienten. Al poco tiempo, un joven llamado Matt Jacobsen, quien llegó a Harvard desde una granja en el estado de Iowa, participa:

Había la especulación de que provenía de otra civilización”, responde.

¿Quién hizo esa especulación?”, pergunta Loeb, con una sonrisa en la cara.

Hay un silencio incómodo en la sala y después Jacobsen grita:

¿Fue usted? ¡Dios mío!”, y el profesor sonrió aún más.


Fe de erratas: Una versión anterior de esta nota aseguraba que el multimillonario Yuri Milner era ruso, pero cabe destacar que tiene las ciudadanías rusa e israelí.

Con información de The Washington Post