Hace quince años, el 13 de enero de 2007 para ser precisos, Luis Carlos de Noronha Cabral moría de causas tan extrañas como lo habían sido su vida y sus decisiones. Tenía 42 años y, pese a los esfuerzos que hizo para dilapidar su fortuna, aún quedaban vastos bienes en su inventario.
Mientras Luis Carlos se mudaba de mundo, 70 personas a las que nunca había visto y con quienes no tenía mayor coincidencia que la residencia en Lisboa, veían dar un vuelco a su vida. La última voluntad de aquel aristócrata estaba por cumplirse.
La historia había comenzado 13 años antes, cuando el joven se había presentado ante el notario con una rara voluntad: repartir, a su muerte, todas sus posesiones entre un grupo de personas, a quienes elegiría, al azar, sobre el directorio telefónico local.
Tras un rápido filtro para descartar la aparente locura de aquel hombre, el abogado procedió a redactar el excéntrico testamento que habría de definir el destino de un departamento de 12 habitaciones, una casa, una motocicleta, armas y miles de euros, entre otras posesiones.
La historia detrás del testamento
El caso de Noronha Cabral se suma al de muchas otras disposiciones testamentarias que han causado asombro a lo largo de la historia, desde legar fortunas a mascotas hasta condicionar la entrega de herencias a quien tuviera más hijos en una década o a quienes fueran capaces de cohabitar con sus peores enemigos.
Por fortuna, se trata de excepciones. Para la mayoría de las personas -como bien ha de ser- el testamento es cosa seria, muy seria, y así se ha reconocido en el Derecho en todo el mundo a partir de que la propiedad dejó de ser concebida como un asunto puramente comunitario; desde la génesis de este acto de heredar que Juan Bautista Fos, doctor en derecho y profesor de Historia del Derecho, ubica en las leyes de Solón en Atenas y en la ley de las XII Tablas en Roma.
Grabado que recrea a un grupo de ciudadanos romanos consultando las Leyes de las XII Tablas tras su publicación en el año 451 a.C. Este acontecimiento supuso un hito fundamental en la historia de Roma: por primera vez la ley estaba abierta al conocimiento de todos los ciudadanos pic.twitter.com/ffrcrJ5Hpn
— Libera Res Publica Podcast (@LRPPodcast) December 25, 2020
Años atrás, en las llamadas Indias, durante los tiempos coloniales, la Corona española admitía que las tierras descubiertas en América fueran consideradas en los testamentos.
En el México actual, el testamento, entendido como el “acto personalísimo, revocable y libre, por el cual una persona capaz dispone de sus bienes y derechos, y declara o cumple deberes para después de su muerte” (Código Civil Federal, artículo 1295), es la herramienta legal más eficiente para garantizar el cumplimiento de la voluntad.
Son muchos los que consideran que recurrir a este instrumento es un acto de amor, porque otorga seguridad jurídica a nuestros seres queridos, protege el patrimonio y evita trámites, gastos y conflictos innecesarios a familiares y a otros potenciales herederos.
Los “descubridores” españoles de tierras americanas tenían derecho de heredarlas. (Imagen: De Dióscoro Puebla – Colección, Museo del Prado., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6944341)
En tiempos pasados, los testamentos solían verse como un recurso para personas acaudaladas. Se pensaba que no valía la pena hacer el trámite si el patrimonio era escaso o nulo. Conviene saber que, en la actualidad, en este acto es posible considerar bienes futuros e incluso herederos que no hayan nacido al momento de la manifestación de voluntades. Testar es también señal de orden y de juicio, pues es la persona quien decide el destino de sus bienes y no un juez, como procede cuando alguien muere intestado.
Septiembre, Mes del Testamento en México
Desde el año 2003, los gobiernos de México promueven la cultura de la previsión y la certeza jurídica que supone el derecho a heredar. A través del programa “Septiembre, mes del testamento”, los notarios públicos de todo el país brindan asesoría gratuita, extienden sus horarios de servicio y reducen considerablemente los costos para hacer un testamento.
En 2022, la campaña ya está en marcha y por lo menos en la mitad del país se prolongará hasta octubre, con tarifas que varían, dependiendo la entidad, entre los 812 y los $3,200 pesos. Además, buena parte de las notarías están brindado descuentos adicionales o incluso la gratuidad del servicio en casos específicos. Conviene consultar los beneficios para adultos mayores, personas que trabajan en instituciones de salud públicas y privadas, elementos de las Fuerzas Armadas y Guardia Nacional, personas con capacidades diferentes o quienes presenten un estudio socioeconómico del DIF.
Tabla de costos del trámite del testamento en 2022. (www.gob.mx)
