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Stephen Hawking: Una vida dedicada a simplificar el universo

Stephen Hawking logró hacer de la ciencia algo accesible, bajándola del pedestal en el que se encontraba y volviéndola parte de la cultura pop.

Para hablar sobre la vida de Stephen Hawking debemos ir más allá de las teorías y contribuciones que realizó como físico teórico, astrofísico y cosmólogo.

Y es que, sin afán de minimizar su trabajo en el campo del conocimiento, es en su propia historia de vida en donde encontramos las claves que lo llevaron a lograr lo que para muchos era impensable, y que hoy es considerado su máximo logro: hacer de la ciencia algo accesible, bajándola del pedestal en el que se encontraba e incluso volviéndola parte de la cultura pop.

Esta es la historia de Stephen Hawking, el hombre que dedicó su vida a reimaginar y simplificar el universo.

Las casualidades que marcaron toda una vida

Las casualidades estuvieron presentes durante toda la vida de Stephen Hawking, guiando su destino de forma caprichosa pero fortuita por derroteros que, aunque no tenían un sentido aparente, terminaron moldeando su pensamiento.

La historia comenzó en la década de los cuarenta, cuando Isobel Hawking y Frank Hawking escaparon de Londres durante los ataques de la fuerza aérea de la República Federal de Alemania y se establecieron en Oxford, en busca de una mayor seguridad para formar una familia. Fue en ese lugar donde el 8 de enero nació Stephen, justo 300 años después de la muerte del astrónomo Galileo Galilei.

Stephen Hawking de niño (Fotos: thevintagenews)

Fue el mayor de cuatro hermanos (Philippa y Mary, sus dos hermanas menores, y Edward, quien fue adoptado), y durante sus primeros años escolares fue considerado un buen estudiante, aunque nada brillante.

Al aproximarse el momento de elegir una carrera, su padre lo persuadió para que estudiara en el University College de Oxford tal y como él lo había hecho. No obstante, Stephen deseaba estudiar Matemáticas y en ese momento la institución no aceptaba estudiantes de esa disciplina porque no contaban con profesores especializados en dicha ciencia.

Al final, Stephen consiguió una beca, se matriculó en Ciencias Naturales y dado que su interés estaba centrado en la mecánica cuántica, la relatividad y la termodinámica, decidió especializarse en Física.

Nada fuera de lo común

Stephen era un estudiante más en Oxford y sus hábitos de estudios o rendimiento académico estaban lejos de impresionar a sus maestros y compañeros. Las clases le llegaban a parecer tan aburridas, que para pasar el tiempo decidió unirse al equipo de remo de la universidad.

No obstante, hubo quienes detectaron en él los indicios de una inteligencia que superaba por mucho la del promedio. Uno de ellos fue Robert Berman, su tutor de física, quien años después declaró a The New York Times Magazine que a Hawking “solo le bastaba saber que se podía hacer algo y él era capaz de hacerlo sin mirar cómo otros lo hacían… Por supuesto, su mente era completamente diferente de la de sus coetáneos”.

Sin mucho esfuerzo, en tres años y medio obtuvo en 1962 el título de honores de primera clase en ciencias e inició sus estudios de posgrado en el Departamento de Matemática Aplicada y Física Teórica en la Universidad de Cambridge, donde recibió un doctorado en Física en 1966 y realizó una investigación en cosmología.

Este fue el inicio de muchos títulos honorarios que recibiría a lo largo de su vida.

Stephen Hawking en su graduación de la Universidad de Oxford (Fotos: thevintagenews)

El diagnóstico que no frenó el pensamiento

Durante una sesión de patinaje en 1963, Stephen cayó y presentó dificultades de movilidad. Este evento ocurrido poco antes de su primer matrimonio fue seguido por otros síntomas provocados por un tipo de enfermedad motoneuronal, conocida como esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que paulatinamente le haría perder la mayor parte de su control neuromuscular.

Aunque los primeros dos años siguientes fueron difíciles, una vez que la enfermedad se estabilizó logró volver a trabajar en su doctorado de física con la ayuda de Dennis William Sciama, su tutor doctoral, .

Durante una entrevista que dio a The New York Times en diciembre de 2004, Hawking se refirió a ese momento:

“Mis expectativas se vieron reducidas a cero cuando tenía 21 años. Todo desde entonces ha sido un beneficio”.

Y es verdad, pues aunque los médicos le dieron un pronóstico de vida de dos años, Stephen sobrevivió 55 años, convirtiéndose en la persona más longeva con esta enfermedad, que ofrece una esperanza media de vida de 14 meses a partir del diagnóstico, lo que hace de su caso todo un enigma para la neurología.

Con el paso de los años la enfermedad fue agravando su estado hasta dejarlo casi paralizado, pero esto no le impidió mantenerse activo en el área de la ciencia e incluso volverse una figura pública.

Cuando su capacidad de tragar se vio afectada, haciendo que se ahogara al comer, Stephen empezó a someterse a una dieta especial con diversos suplementos en la que se le retiraron el azúcar, el gluten y los alimentos procesados.

(AP, Archivo)

La comunicación nacida del silencio

En 1985 Hawking fue sometido a una traqueotomía, lo que dificultó notablemente su capacidad de comunicación.

Conforme fue perdiendo el control de sus extremidades y su musculatura voluntaria (como la fuerza del cuello, que le permitía mantener erguida la cabeza). Para alguien dedicado a la divulgación de la ciencia por medio de un lenguaje más coloquial, perder en su totalidad la capacidad de expresión significaba un terrible golpe.

Para su fortuna, desde 1997 encontró la forma de seguir haciéndose escuchar por medio de un ordenador instalado en el brazo de su silla de ruedas, que era capaz de controlar por medio de leves movimientos de sus mejillas y ojos. Este sistema, que con el paso de los años se fue perfeccionando conforme surgían nuevos adelantos tecnológicos, también le permitía componer palabras y frases que luego eran reproducidas por un sintetizador de voz.

En un principio solo podía comunicarse a la velocidad de una palabra por minuto, pero con ayuda de la compañía Intel Corporation, a finales de 2011 contó con la mejora de una sofisticada herramienta de predicción de palabras que le permitió agilizar sus procesos de comunicación.

Así como la ELA no frenó el mar de pensamientos y deseos de conocer el universo que Hawkings guardaba en su interior, tampoco lo hizo con su capacidad de relacionarse emocionalmente, pues Hawking se casó en dos ocasiones (1965 y 1995) y tuvo tres hijos.

El científico Stephen Hawking posa con su nueva esposa Elaine Mason después de casarse en la oficina de registro de Shire Hall en Cambridge el 15 de septiembre de 1995 (AP)

Sus teorías más importantes

Sería absurdo y casi imposible intentar condensar todas las teorías y contribuciones de Stephen Hawking en unas cuantas palabras, pero lo que sí podemos intentar es darle a nuestros lectores una pequeña aproximación a la forma en la que este físico teórico entendió y explicó el universo.

Estas son algunas de sus ideas más conocidas:

La teoría del todo

La idea central que guió el trabajo y las investigaciones de Stephen Hawking durante toda su vida fue con las leyes básicas que rigen al universo, o en otras palabras, una “teoría del todo”

Junto al físico matemático Roger Penrose, en 1970 demostró que la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein implicaba que tanto el tiempo como el espacio tuvieron un comienzo con el Big Bang, y un final, con los agujeros negros. Por ello, señalaron la necesidad de dar con una ecuación que unifique a la física cuántica (considerado el otro gran desarrollo científico de la primera mitad del siglo xx) con la relatividad general.

En esta conjetura el universo no tiene bordes ni tampoco límites en el tiempo imaginario, lo que implica que la forma en la que el universo se formó está determinada totalmente por las leyes de la ciencia.

“En la teoría clásica de la relatividad general (…) el principio del universo tiene que ser una singularidad de densidad y curvatura del espacio-tiempo infinitas. En esas circunstancias dejarían de regir todas las leyes conocidas de la física (…) Mientras más examinamos el universo, descubrimos que de ninguna manera es arbitrario, sino que obedece a ciertas leyes bien definidas que funcionan en diferentes campos. Parece muy razonable suponer que haya principios unificadores, de modo que todas las leyes sean parte de alguna ley mayor”.

… afirmó Hawking.

El físico británico Stephen Hawking (AP/Archivo)

Los agujeros negros y la radiación Hawking

Como consecuencia de la unificación propuesta en La Teoría del Todo, Hawking descubrió que los agujeros negros no son totalmente negros, pues pueden emitir radiación, evaporarse y finalmente desaparecer.

Esta radiación que surge de los agujeros negros (que en realidad no son tal cosa) es conocida como ‘radiación de Hawking’.

Por lo general los agujeros negros son restos de estrellas que surgen tras un un colapso gravitacional, y que agoraron su combustible nuclear. En 2004, Hawking postuló que el universo está lleno de pequeños agujeros negros, y señala que estos están formador por el “material original” del universo.

Adicionalmente también buscó resolver la paradoja de la información de un agujero negro, en donde la información física desaparece de forma permanente dentro de un agujero negro.

La existencia de Dios

“Si llegamos a descubrir una teoría completa, sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios»

… señaló Hawking en su libro Una breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988.

No obstante, el astrofísico fue cambiando y reinterpretando estas ideas. Y aunque en repetidas ocasiones usó la palabra “Dios” en sus ensayos, también aclaró que lo hacía en un sentido meramente metafórico.

“No soy religioso en el sentido normal de la palabra. Creo que el Universo está gobernado por las leyes de la ciencia. Esas leyes pudieron haber sido creadas por Dios; pero Dios no interviene para romper las leyes”.

Para 2010, en el libro El gran diseño, que escribió junto al físico Leonard Mlodinow, afirmó que Dios está descartado como creador del universo para la física moderna, y es tajante al señalar al Big Bang como una consecuencia inevitable de las leyes de la física.

“Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el Universo”.

Por supuesto estas ideas le valieron críticas de los representantes y partidarios de diversas religiones. Para ponerle fin a esta polémica, durante una entrevista que dio en 2014 al diario El Mundo Hawking se declaró ateo y consideró que ciencia y religión eran incompatibles:

“En el pasado, antes de que entendiéramos la ciencia, era lógico creer que Dios creó el Universo. Pero ahora la ciencia ofrece una explicación más convincente. Lo que quise decir cuando dije que conoceríamos ‘la mente de Dios’ era que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera. Pero no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero estos no son compatibles con la ciencia”.

Stephen Hawking (Getty Images)

Ícono de la cultura pop

Nadie tiene claro cuándo ni cómo fue, pero Stephen Hawking pasó de ser una figura destacada en el sector de la ciencia, para convertirse en un ícono de la cultura pop.

Probablemente este salto entre estos dos “universos” aparentemente incompatibles comenzó a darse gracias al éxito de ventas que tuvieron sus libros, en donde el autor tuvo el talento para explicar de una forma sencilla y concisa sus planteamientos sobre el universo y las leyes que lo rigen.

Tan solo Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros permaneció durante 237 semanas en la lista de bestsellers de The Sunday Times. En total, Hawking escribió (solo o en colaboración) 18 libros que alcanzaron altas ventas y que han sido leídos por miles de personas alrededor del mundo.

Portada del último libro de Stephen Hawking (Foto: phys.org)

Su trabajo le permitió ser reconocido con diversos doctorados honoris causa, el premio Príncipe de Asturias y la Orden del Imperio Británico, por citar algunos.

En entrevistas y ensayos, Hawking también habló de temas tan diversos como la posibilidad de contacto con seres extraterrestres, la eutanasia o el futuro de la humanidad.

Otro de los factores que potencializó su popularidad fue su versatilidad y disposición para vivir nuevos retos. Prueba de ello fue cuando, a la edad de 65 años, a bordo de un Boeing 727 para experimentar la gravedad cero, acercándose así a su sueño de viajar al espacio.

Tanta fue su fama que durante sus últimos años apareció como invitado en algunas de las series de televisión más exitosas del momento como The Big Bang Theory, Star Trek o The Simpsons, en donde quedó de manifiesto su maravilloso sentido del humor.

La vida, obra y personalidad de este astrofísico fue tan singular y extraordinaria, que fue llevada a la pantalla grande a finales de 2014 con La Teoría del Todo, cinta biográfica que le valió ganar el premio Óscar a Mejor Actor a Eddie Redmayne, por su interpretación como Hawking.

* * * * * *

A pesar de su apariencia frágil, Hawking parecía ser una figura eterna, una de las mentes científicas más brillantes del mundo, quien durante las últimas décadas parecía omnipresente y solía tener las respuestas a todas las inquietudes que aquejan a la humanidad.

Hawking, con toda esta genialidad que siempre lo acompañó murió el 13 de marzo de 2018 (curiosamente, el mismo día del nacimiento de Albert Einstein) a la edad de 76 años; no obstante, la forma en la que nos explicó el universo y la semilla que sembró en las nuevas generaciones sobre el conocimiento científico y la importancia de explicar el universo para entender el todo permanecerán por siempre.

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