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Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución mexicana

Repasamos la vida de Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución mexicana, y sus emblemáticas publicaciones.

La semilla liberal estaba plantada antes de que Ricardo Flores Magón fuera concebido.

Métete muchacha tonta, ¿no ves que te pueden matar?gritó Teodoro Flores a la muchacha de espíritu libre, quien animaba desde un balcón a las tropas que combatían a los conservadores en Puebla.
Si yo tuviera un rifle, estaría con ustedes -insistía la joven de nombre Margarita Magón.

Ninguno de los dos lo podía imaginarlo entonces, pero las repercusiones de este episodio habrían de alcanzar los anales de la historia nacional.

Al finalizar la batalla, el militar buscó a la mujer del balcón para ofrecerle sus disculpas por la forma en que le había hablado al verla en peligro. Este encuentro fue el inicio de una relación que culminaría con una boda y con el nacimiento de tres varones: Jesús, Ricardo y Enrique, los hermanos Flores Magón, dignos herederos del espíritu liberal de sus padres.

A Ricardo, el segundo de ellos, le dio por tomar el liderazgo en gran parte de las luchas sociales de la familia. Además de su contacto con los indígenas mazatecos en sus primeros años de vida y de las ideas imbuidas en casa, su formación en la Escuela Nacional Preparatoria y sus estudios inconclusos en la Escuela Nacional de Jurisprudencia habían prendido la mecha de rebeldía en contra de la injusticia.

Ricardo Flores Magón no había cumplido los veinte años cuando participó en una protesta estudiantil en contra de la tercera reelección de Porfirio Díaz. Su atrevimiento fue grande al denunciar que el gobernante había perdido convenientemente la memoria respecto de su famoso lema de “no reelección” y que, por su obsesión de perpetuarse, los trabajadores eran amenazados y los campesinos serían idiotizados conpulque y mezcal para ser arreados como ganado a las urnas. Esta osadía le costó su primer ingreso a prisión

La primera de varias ocaciones en las que Ricardo Flores Magón pisaría la cárcel. (Foto: Wikimedia Commons)

Regeneración y El Hijo del Ahuizote

A los 27 años, ya con antecedentes en el periodismo en El Demócrata y de otro encarcelamiento, Ricardo Flores Magón lanzó Regeneración, una publicación que se anunciaba como “periódico jurídico independientey que es considerada como un proyecto precursor de la Revolución mexicana, además de referencia para la clase obrera de la época en México, el resto de Norteamérica y Europa, y emblema del anarquismo y del socialismo mexicano de principios del siglo XX.  

Fue un proyecto apoyado también por sus hermanos y por Antonio Horcasitas. El primer ejemplar apareció el 7 de agosto de 1900 con una simbólica presentación: “Este periódico es el producto de una convicción dolorosa”. 

El diario hacía duras críticas al régimen porfirista, algo a lo que pocos se atrevían en aquellos años. Era fácil adivinar que el costo de sus denuncias y llamados de conciencia sería muy alto.

Regeneración se publicó durante 18 años con interrupciones forzadas por la censura, la persecución y la tiranía. Varias veces la policía destruyó sus imprentas, y sus promotores fueron encarcelados.

En una de estas pausas, Ricardo Flores Magón se hizo cargo de El Hijo del Ahuizote, una publicación de caricaturas con temática antirreeleccionista, que consiguió un tiraje histórico. Este semanario también fue reprimido, al igual que publicaciones posteriores con las que intentaron denunciar la corrupción del sistema judicial y las injusticias sociales.

Protesta en las oficinas del periódico antiporfirista “El hijo de El Ahuizote” en 1903. (Imagen: Wikimedia Commons)

En 1904, luego de otras estancias en prisión, Ricardo retomó Regeneración y comenzó a publicar desde el exilio, primero en San Antonio, Texas, y en los años siguientes en San Luis, Misuri, y en Los Ángeles, California, con un paréntesis en Canadá. Lo hizo a salto de mata, pues el Gobierno de Estados Unidos contribuía a la persecución ejercida por el régimen porfirista.  

En una carta fechada el 5 de marzo de 1905 y escrita a máquina en una hoja membretada de Regeneración, Ricardo Flores Magón agradecía a Francisco Y (sic) Madero “su valiosísimo servicio” por el apoyo hacia este proyecto de periodístico crítico. El anarquista afirmaba que prefería morir que dejar de defender su causa, “pues con ella sentimos identificada nuestra alma y nuestra vida que no creemos emplear mejor que consagrándola a la defensa de nuestro pueblo tan noble y generoso cuanto desdichado con el régimen de tiranía que le ha tocado en lote sufrir a pesar de sus gloriosos esfuerzos de épocas pasadas…”.

Y sí que Ricardo Flores Magón conocía esas luchas liberales del pasado. Su padre, además de haber participado en las fuerzas porfiristas cuando Díaz se decía antirreeleccionista, también formó parte de las tropas de Benito Juárez que participaron tanto en la Guerra de Reforma como en la invasión de Estados Unidos.

La madre de Jesús, de Ricardo y de Enrique murió mientras ellos estaban en prisión y sin que se les permitiera salir a despedirse de ella. Cuentan que aquella mujer, la misma que siendo muy joven salió a gritar al balcón, dijo antes de expirar que prefería ver a sus hijos colgados de un árbol antes que verlos claudicar.

Veinte años después “Ricardo Flores Magón murió repentinamente a las cinco de la mañana, de enfermedad cardiaca”. Al menos eso se leía en el escueto telegrama que confirmaba el fallecimiento del anarquista. El mensaje, enviado el 21 de noviembre de 1922 desde una cárcel de Kansas, Estados Unidos, a no pocos causó sorpresa, dado que el anarquista, activista, filósofo y periodista rebelde no tenía, a los 49 años, antecedentes de problemas de salud.

Que Ricardo Flores Magón haya nacido un 16 de septiembre, el día en que se conmemora el inicio del movimiento de independencia de México, no fue una casualidad. Tampoco lo fue que haya muerto apenas un día después del aniversario del inicio de la Revolución, de la que él mismo fue precursor. A la luz de su vida y de la historia, este hecho solo puede interpretarse como un golpe de congruencia y de patriotismo.

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