La Casa de Windsor ha tenido que lidiar con la mancha del nazismo desde los años treinta, cuando Eduardo VIII (tío de Isabel II) no escondía sus simpatías por el régimen encabezado por Adolf Hitler. En 1937, cuando Eduardo viajó a Alemania para codearse con los nazis, el desprestigiado monarca ya había abdicado al trono, no por su relación de amistad con el partido Nacional Socialista, sino por contraer matrimonio con una mujer divorciada de Estados Unidos. Aunque su entorno social era mal visto por el Palacio de Buckingham, Eduardo pudo mantener cierta influencia sobre su sobrina, incluso en los primeros años del reinado isabelino.
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Otro motivo por el cual el nazismo se asoma de vez en cuando en las escandalosas historias de los tabloides británicos sobre la familia real tiene que ver con el pasado del recién fallecido príncipe Felipe, duque de Edimburgo y consorte de la reina Isabel II desde 1952. La corona, la popular serie de televisión que ha recibido buenas críticas por su apego a los hechos históricos, revivió las intrigas que giraron en torno a su familia. Por supuesto, el duque siempre negó rotundamente que albergara simpatías por el partido Nazi o sus ideales, pero su linaje es otra historia.
EL PRÍNCIPE EXILIADO
Philippos Andreou de Schleswig-Holstein-Sonderberg-Glücksburg nació el 10 de junio de 1921 en Corfu, una isla de Grecia. Al nacer recibió el título de príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca por su pertenencia a las familias reales de estos dos países. Cuando apenas era un bebé, Felipe y su familia tuvieron que huir a Francia a causa de la guerra greco-turca de 1919-1922. A los siete años fue enviado a Reino Unido para vivir con sus abuelos maternos, de origen alemán pero nacionalizados británicos bajo el apellido Mountbatten.
La educación del príncipe exiliado estuvo divida entre Francia, Reino Unido y Alemania. Cuando el director judío de su escuela alemana tuvo que escapar del país a causa de las políticas antisemitas del nuevo gobierno nazi, Felipe lo siguió hasta Escocia, donde fundó la escuela Gordonstoun.
Felipe era el más joven de su familia. Tuvo cuatro hermanas mayores y las cuatro se casaron con príncipes alemanes, cada uno de ellos, integrantes prominentes del partido Nazi. Otro dato curioso, estos príncipes alemanes eran primos en segundo o tercer grado de las hermanas de Felipe, una antigua costumbre entre la aristocracia europea con tal de mantener la “pureza” de la sangre.
LOS PRÍNCIPES NAZIS
La más grande de las hermanas fue Cecilia, casada con Jorge Donato de Hesse-Darmstadt. Los dos se unieron al partido Nazi en 1937 y murieron ese mismo año, cuando el avión en el que viajaban con sus dos hijos chocó contra la chimenea de una fábrica en Ostende, Bélgica. Cecilia tenía ocho meses de embarazo y se dice que entró en labor de parto poco antes del accidente. Felipe asistió a su funeral en Darmstadt cuando apenas tenía 16 años de edad. Las víctimas fueron veladas con todos los honores que otorgaba el nazismo a sus miembros más ilustres. Hasta Hermann Göring, comandante de la Luftwaffe, estuvo presente.
Margarita tuvo una vida menos trágica. Ella se casó con Godofredo de Hohenlohe-Langenburg, comandante durante la ocupación de Austria de 1938. Godofredo también luchó en el frente ruso, pero resultó gravemente herido. El príncipe teutón no solo sobrevivió a las balas comunistas, también al descubrimiento de una conspiración entre los altos mandos del ejército alemán que buscó asesinar a Hitler. Perdió su rango militar pero en 1950 heredó el título de príncipe de su padre. Margarita vivió hasta los 76 años y tuvo seis hijos.
Por último, cabe mencionar a Teodora, quien se casó con Bertoldo, heredero del Gran Ducado de Baden, y a Sofía, quien se casó con Cristóbal de Hesse, sobrino del mismísimo káiser Guillermo II. Cristóbal fue un oficial de la temida SS y director en el ministerio de la Fuerza Aérea. Luchó en el frente africano y aunque murió en 1943, se cree que no fue en combate. Al igual que su cuñado, falleció en un accidente aéreo cuando su avión se desplomó sobre un cerro en Italia.
La princesa Isabel y Philip Mountbatten (AP Photo)
EL PRÍNCIPE SOLDADO
No obstante la estatura de sus cuñados aristócratas dentro de la jerarquía nazi, Philip Mountbatten peleó en el bando de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. A inicios de 1939, se alistó como cadete en la Marina Real británica, graduándose al año siguiente como el mejor de su clase. En enero de 1940 comenzó su participación en la guerra, asignado a la protección de convoys australianos en el océano Índico. Tras la invasión de la Italia fascista contra Grecia, Felipe fue transferido al Mediterráneo.
El príncipe Felipe se distinguió por su valor y heroísmo a lo largo del conflicto, principalmente en 1941 y 1942, cuando participó en varias batallas en territorio griego, así como en la invasión de Sicilia. Tras la conclusión de la guerra, Felipe no dejó el servicio militar, llegando al rango de almirante y comandando su propia nave, la HMS Magpie, de 1950 a 1952.
Felipe se casó con la princesa Isabel, su prima segunda, el 20 de noviembre de 1947, dos años después de la guerra. No obstante el heroísmo del príncipe en combate y su servicio en la Marina Real, los lazos de su familia con el nazismo no pasaron desapercibidos por las autoridades británicas, así como su bautismo bajo la Iglesia ortodoxa de Grecia. Antes de la boda, el arzobispo de Canterbury lo recibió bajo el manto de la Iglesia de Inglaterra, y el rey Jorge VI le otorgó el título de Duque de Edimburgo. Las hermanas de Felipe y sus respectivas familias no fueron invitadas a la ceremonia de matrimonio en Westminster Abbey.
