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La generosa mentira de los países ricos

¿Cuántas veces hemos escuchado sobre la cooperación al desarrollo? ¿Cuántas veces hemos escuchado sobre la «generosidad» de los países ricos y su dadivoso acto de dar riqueza a los países pobres para erradicar la pobreza y ayudarles a desarrollarse?

Cómo los países ricos se desarrollan a costa de los países pobres

¿Cuántas veces hemos escuchado sobre la cooperación al desarrollo? ¿Cuántas veces hemos escuchado sobre la «generosidad» de los países ricos y su dadivoso acto de dar riqueza a los países pobres para erradicar la pobreza y ayudarles a desarrollarse? Muchas veces, pero la información que llega a nuestros oídos resulta superficial. Un reporte de un grupo de expertos económicos de Noruega, Estados Unidos, Brasil, India y Nigeria — Global Financial Integrity — muestra como los paraísos fiscales han sido facilitadores clave para el movimiento lícito e ilícito de capital dentro y fuera de países pobres, movimientos que terminan por empobrecerlos más y enriquecer más a los países ricos.

Ayuda a países pobres

Desde 2011, como efecto de la crisis financiera, varios países, entre ellos los países ricos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), se han apretado los cinturones, han reducido sus presupuestos y han destinado menos riqueza a la cooperación al desarrollo de países pobres.

Los donadores más grandes de riqueza a países pobres en el mundo son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y Japón. Los países que conforman el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) donaron el 70% del total de dinero al Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.

En 2012, la OCDE aprobó un presupuesto de 125.6 miles de millones de dólares para la asistencia al desarrollo para países pobres. Esta suma representa el 0.29% de la Renta Nacional Bruta — suma de todas las retribuciones de factores de producción nacionales — combinada de los países donadores. Cada año, la OCDE recolecta esta cantidad para destinarla dadivosamente a la cooperación al desarrollo de países pobres. Sin embargo, se preocupa porque estos números no van in crescendo, sino que al contrario, disminuyen. La ayuda al África subsahariana disminuyó en un 7.9% y en un 9.9% para todo el continente.

(Photo by Chris Jackson — WPA Pool /Getty Images)

¿Parece triste o preocupa esta crisis? Una respuesta monosilábica a esa pregunta resultaría superficial. El proceso económico entre los dos bloques del mundo — el rico y el pobre — es mucho más complejo que el simple regalo de riqueza. ¿Qué tal si esta generosa ayuda esconde algo?

El dinero que entra a los países pobres desde los países ricos no se limita a las sumas destinadas a la cooperación al desarrollo, sino que incluye también inversiones, flujos comerciales, cancelación de deudas, remesas de trabajadores y capitales varios.

Puede parecer mucho y a simple vista puede parecer que una parte del dinero de los países ricos se queda en países pobres. Pero la realidad es otra. El flujo de dinero de los países ricos a los países pobres languidece respecto al flujo de dinero que corre en la dirección opuesta. Es decir, la suma de dinero que fluye de países pobres a países ricos es mucho mayor a la que fluye en sentido contrario.

En 2012, los países pobres recibieron 1.3 billones de dólares de los países ricos, incluyendo todo tipo de ingreso, una cifra imposible de imaginar. Pero eso no es lo sorprendente. Lo realmente alarmante es que el mismo año, los países ricos recibieron 3.3 billones de dólares de los países pobres. Es decir, los países ricos recibieron 2 billones de dólares más de lo que destinaron en cooperación al desarrollo y otras inversiones por parte de los países pobres.

(Photo by Scott Nelson/Getty Images)

Empobrecimiento de los países pobres

Desde 1980, los países ricos han recibido 16.3 billones de dólares de los países pobres, casi el PIB de Estados Unidos, el más grande el mundo. Una cuarta parte de esta suma corresponde a deudas. Un pequeño porcentaje corresponde a inversiones de particulares ricos en países pobres. Sin embargo, el grueso de ese dinero, 13.4 billones de dólares, corresponde a flujos de capital no registrados.

¿Dónde para ese flujo de capital no registrado? En el sistema internacional de mercado. Las corporaciones —extranjeras y locales— reportan precios falsos en facturas para desviar una cantidad de dinero a paraísos fiscales.

¿Qué quiere decir lo anterior? Si nos fijamos cualitativamente en los flujos de dinero y obviamos por un momento las cifras, podemos darnos cuenta que lo que realmente sucede es que los países pobres están ayudando a los países ricos a desarrollarse. Los países ricos no están cooperando al desarrollo de los países pobres, sino que los países pobres están cooperando al desarrollo de los países ricos.

Por cada dólar que un país pobre recibe en cooperación al desarrollo, pierde 24 dólares.

Enriquecimiento de los países ricos

Una gran parte del enriquecimiento de los países ricos a costa de los países pobres se da gracias a este flujo de capital no registrado que termina en paraísos fiscales como en las Islas Vírgenes Británicas. Una vez el dinero en estos paraísos, los fondos extraídos de países pobres no pueden ser rastreados.

Además, la gran mayoría de los paraísos fiscales están controlados por países ricos de Occidente, tales como Luxemburgo, Bélgica, Estados Unidos y Reino Unido. ¡Sí!, ¡estos países que controlan fiscalmente la extracción de riqueza de países pobres forman parte de los países que más donan en cooperación al desarrollo!

(Photo by Tom Shaw/Getty Images)

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Los fondos destinados a cooperación al desarrollo entonces son una máscara moral que se colocan los países ricos para justificar éticamente una riqueza superior que extraen de manera mañosa de los países pobres.

La caridad empobrece a los pobres y enriquece a los ricos. La caridad y el paternalismo financiero estatiza economías determinadas para incrementar otras. Dar riqueza es hacer dependientes a los países receptores de esta constante donación.

Al final podemos concluir lo mismo que indicó Jason Hickel: los países pobres no necesitan caridad, sino que necesitan justicia.

(Photo by Mario Tama/Getty Images)

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