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FICUNAM 2021: “A Rifle and a Bag”, un documental combativo y amoroso

Reseña: Este documental del FICUNAM 2021 explora las tiernas y desgarradoras vivencias de una familia de exguerrilleros en la India.

El colectivo Nocut, compuesto por Cristina Hanes (Rumania), Arya Rothe (India) e Isabella Rinaldi (Italia), presenta su primer largometraje en el marco del FICUNAM después de llevarse varios premios alrededor del mundo (incluyendo una mención especial en la competencia Bright Future del Festival de Rotterdam). El documental A Rifle and a Bag es el retrato íntimo de una familia de Naxalitas que se rindieron ante el estado indio y que viven en una situación de segregación, marginación y pobreza. La violencia de su condición, evidentemente, les hace replantearse la decisión de salir de la guerrilla marxista para integrarse a un estado que no los quiere, no los defiende y que, sobre todo, los somete a las políticas capitalistas, burocráticas y autoritarias contra las que lucharon tanto tiempo.

Apenas egresadas del posgrado DocNomads, estas tres realizadoras decidieron crear un colectivo para continuar produciendo, con una colaboración única en términos, su idea del documental guerrilla. Crews mínimos, responsabilidades horizontales, complementariedad de todos los departamentos: estas son las bases de Nocut Film Collective.

Hace un par de años, las tres directoras emprendieron un viaje a India para investigar el tema de su primer largometraje. Después de meses viajando por el país-continente, encontraron a una exnaxalita llamada Somi que, inmediatamente, las cautivó. Meses después, regresaron a buscarla, conocieron a su familia, escucharon su historia y, con ella, decidieron crear este documental.

I

La especificidad de este trabajo está en una creación documental mixta, entre realizadoras y la protagonista de la historia. No existe una separación entre las tres directoras y el personaje central de la historia: todo lo que vemos en pantalla es un acuerdo entre ellas cuatro. Por eso, A Rifle and a Bag fluctúa entre escenas muy espontáneas y conversaciones mucho más montadas que Somi eligió.

En los cuadros de vida diaria, filmados con una precisión pasmosa, vemos pasar una realidad enmarcada con la belleza planeada de la ficción. En los planos con Somi discutiendo, vemos una puesta en escena y una forma de contar, indirectamente, con la vista de los otros, las razones de su ingreso al ejército naxalita, las razones de su dimisión y la historia de su subsecuente calvario. Todo, por supuesto, con el principio del colectivo: utilizar planos secuencia para dejar que la realidad ocurra frente a cámara.

De hecho, la mayoría del tiempo, ninguna de las directoras entendía lo que estaba ocurriendo frente a la cámara porque ninguna comprendía el lenguaje tribal de Somi. El mundo, pues, se desarrollaba arbitrariamente frente a sus cámaras y ellas lo recogían para catalogarlo, montarlo y explorarlo en la forma final del documental.

II

A Rifle and a Bag es un documental guiado por una protagonista de inusual fuerza y temple. Somi quiere mostrar su vida porque quiere continuar una pelea que le fue quitada. Como ella misma explicará, en un momento de la cinta, se unió al ejército naxalita para vengarse de un jefe de aldea despótico. Nada más. Ahí, poco a poco, leyó los escritos comunistas traducidos del chino y del ruso y decidió que el mundo era injusto y que esta causa era necesaria. Después, se enamoró de Sokram y decidieron rendirse juntos para reintegrarse a la sociedad india y tener una familia. Al dejar la guerrilla, sin embargo, las injusticias no terminaron. Esta película es, entonces, una manera para Somi de continuar una lucha contra la injusticia y denunciar las condiciones de vida de los descastados.

Y, sin embargo, Somi, a través de Hanes, Rothe y Rinaldi, no trata de hacer una apología de la vida naxalita. En lo absoluto. Tampoco está haciendo un panfleto para evitar que los naxalitas abandonen la jungla. Lo que está mostrando es la promesa trunca del estado indio; una promesa que encamina a más personas a la lucha armada de las que disuade. Porque los que abandonan a las guerrillas se vuelven fantasmas entre mundos: abandonados por el estado, repudiados por la sociedad, perseguidos por los rebeldes.

La vida de esta familia, alrededor de conversaciones de fogata, muestra una llama siempre inquieta, siempre calurosa, siempre presente. En este ambiente opresivo, de miedo claustrofóbico, la máxima fuerza de Somi y la máxima fuerza de su mensaje, está en el amor que profesa. Somi, guía y maestra, nunca deja de demostrar ternura. Por eso, más que una cinta sobre geopolítica, esta es una cinta sobre micropolítica: un retrato íntimo, tierno y avasallador de la responsabilidad afectiva, corporal, sensible de una madre.

El tacto con los hijos, la forma de bañarlos, el deseo de tener una niña en un país profundamente misógino, la fortaleza de sus enseñanzas y la relación burlona, tozuda, amorosa que tiene con Sokram, su esposo, muestran la posibilidad de una felicidad más allá de las injusticias; de una vida por la que vale la pena luchar. Lo que transmiten Somi, Hanes, Rothe y Rinaldi no es nada más la desesperanza, el miedo y el horror burocrático por el que tienen que pasar los ex-naxalitas, sino la fortaleza de una mujer que encuentra espacio para la ternura y para el cariño más allá de las injusticias y los horrores de esta vida.

III

Un momento particularmente poderoso de la cinta, ilustra bien la pedagogía tierna de Somi. El hijo mayor va a la escuela. Ahí, no habla el mismo idioma que todos los demás alumnos. De facto, vive como descastado.

En un par de secuencias desgarradoras, vemos a los niños participando en una meditación colectiva. Todos parecen unidos, al unísono, en el tarareo que los concentra. Pero. pronto, vemos las pequeñas grietas que los aíslan. La soledad del hijo de Somi, el horror de la distancia social, se convierten en un deseo de mitigar las distancias que lo separan de los otros niños.

En una escena dolorosa, escuchamos al maestro cantar consignas nacionalistas para convencer a niños de seis años de la importancia de unirse al ejército de India (el cuarto más grande del mundo). El hijo de Somi no entiende todo lo que se dice, no canta, y no repite. Pero observa la dinámica social de entusiasmo. Tiempo después, con una voluntad evidente de pertenecer, le dice a su madre que quiere ser soldado.

Pacientemente, Somi le cuenta su historia. Le explica que ella sabe usar un arma, que sabe matar y que se dedicó a pelear contra soldados. Nunca impone al hijo su deseo, ni lo hace sentir culpable. Somi muestra, cariñosamente, con humor, otro aspecto de las cosas. A diferencia de los maestros de escuela, Somi no endoctrina. Somi muestra una alternativa crítica: no busca acólitos, busca un diálogo. Y el discurso hacia el hijo, es un discurso hacia todos los que la observan en pantalla.

La pedagogía de Somi atraviesa la pantalla para mostrarnos que un conflicto así, entre guerrilla y estado, como tantos otros que hemos visto en América Latina, no tiene vencedores y vencidos. En estas guerras de antemano perdidas, sólo hay muertos, desplazados y la constante realidad de las promesas rotas y la injusticia perenne.

*****

Calificación: 4/5

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