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Los 10 momentos que marcaron la carrera de Diego Armando Maradona

A través de 10 momentos icónicos recorremos la polémica carrera del astro del futbol argentino, Diego Armando Maradona.

Diego Armando Maradona entra al vestidor furibundo. Es el medio tiempo del clásico argentino y Boca Juniors va perdiendo 1 a 0 contra River Plate. En ese momento, Maradona es un futbolista demasiado grande, con sobrepeso, a punto de cumplir los 37 años.

Pero su importancia en el vestidor Xeneize es enorme. Como capitán no se puede quedar cruzado de brazos ante la derrota inminente. Así que, sin importarle los gritos de su técnico, él es el que ordena los cambios. Se saca a sí mismo del terreno para meter al eterno 10 auriazul que remplazaría sus glorias, Juan Román Riquelme. También ordena que entre Caniggia por Nelson Vivas.

Con estos cambios, Boca acaba ganando el partido y, muy pronto, dándose cuenta de su lugar en el mundo futbolístico, cansado y lleno de glorias polémicas, Maradona anuncia su retiro. Es un momento agridulce para la afición xeneize y un país entero llora.

(Getty Images/Archivo)

Brillante con un balón desde niño, el Pelusa, el Barrilete Cósmico, el D10S de Argentina tuvo una carrera llena de altibajos. Conquistó las máximas glorias del futbol mundial y también fue tachado de tramposo; fue orillado a salir de las canchas por su adicción a la cocaína y demás escándalos de dopaje; fue demandado por hijos no reconocidos; se convirtió en un lastre polémico mientras, en medio de un torbellino de alcohol y locura, tenía largas conversaciones de amistad con Fidel Castro y visitaba las alfombras rojas del festival de Cannes.

Si Maradona fuera un ejemplo a seguir, un ser humano admirable, su culto no sería el mismo. Este era un hombre contradictorio, brillante y temperamental, abusivo y enganchado con las adicciones, con las apuestas y las peores relaciones. Los escándalos que protagonizó son suficientes para enterrar cualquier carrera futbolística actual. Pero, en él, forjaron una leyenda paradójica.

Había algo mágico cuando tocaba el balón. Con Maradona en el césped, renacía el gusto de todos de ver un futbol divertido, lleno de desparpajo, irreverente. Nacía una emoción canchera de niños, llena de violencia y placer, más allá de los reflectores. Para bien o para mal, El Diego levanta pasiones. Él mismo decía, “yo me equivoco, pero la pelota no se mancha.”

Así, con todos sus defectos y capacidades únicas, después de su muerte a los 60 años de edad, paramos a recordar los momentos más icónicos en la carrera de un artista con lazo de capitán.

Maradona celebrando con Argentina en 1980 (Allsport UK /Allsport)

1. El nacimiento en las canchas

El 20 de octubre de 1976, un joven delgado y con el pelo alborotado pisó por primera vez una cancha de futbol profesional. Su nombre era Diego Armando Maradona, vestía la camiseta 16 de Argentinos Juniors y faltaban sólo diez días para que cumpliera 16 años.

Con la primera pelota que tocó, Maradona hizo un caño. La hinchada, que ya conocía a ese niño que salía en los entretiempos a hacer piruetas con el balón, le reconoció el gesto. Pasaría un mes antes de que anotara su primer gol como profesional.

A partir de ahí, nadie lo pudo detener. Maradona rompió el récord de más trofeos como máximo anotador consecutivo del campeonato con 5 durante su paso por Argentinos Juniors. En total, en 166 partidos con este equipo, Maradona hizo 116 goles y 65 asistencias.

El día que debutó, como él dijo después, por fin pudo “tocar el cielo con las manos.”

Maradona y su familia en Argentina. (Allsport UK /Allsport)

2. El bautizo internacional

El gran seleccionador argentino, César Luis “El Flaco” Menotti cambió para siempre la historia del futbol argentino en muchos sentidos. Uno de ellos fue, por supuesto, debutar a Maradona con la mayor. En 1978, El Flaco sabía que Maradona era demasiado chico para vivir la intensa presión de un mundial. Además, el mundial en cuestión era en Argentina.

La presión era inmensa. Así que Menotti no lo llamó a la selección que se coronó, por primera vez en su historia, como campeona del mundo con un equipo balanceado y experimentado.

Sin embargo, Menotti entendió el potencial del jugador y, para 1979, lo escogió, junto a un grupo de jóvenes promesas, para disputar la copa Sub-20 con Argentina. En la final de Tokio, el 7 de septiembre de 1979, Maradona anotó un gol en el triunfo de su selección 3-1 contra la poderosa selección juvenil de la Unión Soviética. Fue elegido como el mejor jugador del torneo y nació uno de los pocos ídolos argentinos que sabe cuánto pesa una copa del mundo.

Maradona antes del partido contra Uruguay en el Mundial Sub-20 de 1979 (Wikimedia Commons)

3. Al Diego lo quiero / Porque yo soy un bostero lo llevo en el corazón

Los “millonarios” de River Plate, fieles a su apodo en la década de los ochenta, tenían dinero de sobra. Le ofrecieron a Maradona, de apenas 19 años, un contrato millonario en el que le pagarían más que a cualquier otro jugador del plantel. Otros equipos se ofrecieron para comprarlo, entre ellos el América de Cali y el Sheffield United de Inglaterra. Pero Diego eligió un camino que nadie esperaba.

El 20 de febrero de 1981, Maradona firmó un contrato de préstamo a un año y medio con derecho de compra con el club Boca Juniors; un club endeudado y que cargaba un largo historial de derrotas. Ese día, en el desinterés de esa firma, nació una pasión única.

Dos días después de firmar su contrato, Maradona debutó con la camiseta xeneize frente a Talleres. A pesar de jugar infiltrado por una lesión muscular, ese día metió dos goles. Casi un mes después jugó su primer clásico contra River Plate. Con Maradona en la cancha, Boca ganó el superclásico tres a cero. El último gol fue del Pelusa. El ídolo salió ovacionado en la Bombonera. Y esa imagen se repitió incansablemente.

A pesar de los tropiezos de su equipo, de que la barra brava llegaba a bajar a los entrenamientos con pistolas para amenazar a la plantilla y que Maradona tuvo serios problemas de lesiones, el ídolo logró jugar, en distintas temporadas, 71 partidos con la camiseta albiazul. Con Boca levantó también su único trofeo en Argentina, anotó 35 goles y puso 27 asistencias.

La 12, hasta el día de hoy, sigue cantando su nombre.

Mural de Diego Armando Maradona en Argentina (Getty Images/Archivo)

4. El Bernabéu ovaciona a un ídolo

Fiel a su capacidad para generar polémica, en España, Maradona anotó sus primeros dos goles en un mundial y, también, salió expulsado en el último partido. Como siempre, el astro argentino no podía ser héroe sin ser villano. A pesar de que Argentina tuvo un mal mundial en España 1982, la carrera europea de Maradona se disparó.

El Barcelona lo fichó junto al técnico argentino que tanta influencia tuvo en su carrera, César Luis Menotti.

El equipo culé no pasaba por su mejor momento. Sin embargo, con la llegada de Maradona, pudo conquistar dos copas locales y volver a clasificarse a justas europeas.

En el tiempo tormentoso que estuvo en Barcelona, Maradona disputó 58 partidos y marcó la impresionante cantidad de 28 goles. Su clásica jugada canchera de presentarle la espalda al defensa, levantar el balón y asistir al centro del área con una chilena también resultó en 24 pases a gol en sólo dos temporadas. Sin embargo, uno de los mayores logros de Maradona en el equipo culé fue una ovación inesperada; un logro que sólo han podido replicar grandes dieces del barcelonismo como Ronaldinho y Messi.

Maradona con el 10 del Barcelona en un partido de Champions League (Trevor Jones/Getty Images)

El 26 de junio de 1983, a las 10:42 de la noche, Maradona tomó el balón en el mediocampo del estadio Santiago Bernabéu. Era el regreso de la Copa del Rey y todo se disputaba en el ambiente hostil de un clásico español. El Madrid, como local, se imponía sobre el terreno. Pero Maradona sabía el peso de los clásicos.

Después de quitarse de encima a un jugador, el argentino burló al portero y se encaminó totalmente solo a la red abierta. En la línea, paró el balón con todo desparpajo, esperó al defensa merengue, lo burló y se metió caminando a la portería. Chamartín estalló: 80 mil madridistas se pararon y aplaudieron durante un minuto. Un gesto imposible con el que, un público lleno de odio y resentimiento, se rindió ante la magia del máximo rival.

5. Ho visto Maradona / Oh mama innamorato sono

(Getty Images/Archivo)

El 5 de mayo de 1984, en el mismo estadio Santiago Bernabéu, se disputó una ríspida final de la Copa del Rey entre el campeón de liga, el Athletic de Bilbao y el Barcelona de Maradona. En la cancha estaba Goikotxea, el mítico mediocampista que, algunos meses antes, le había roto el tobillo al astro argentino. Se sentía la tensión en el ambiente.

El Athletic terminó ganando el partido 1-0 y, tras el silbatazo final, lleno de frustración canchera, Maradona fue a agredir al jugador Miguel Ángel Sola. Se armó una campal que acabó con la suspensión de varios jugadores. La Federación Española le prohibió jugar tres meses a Maradona.
Frustrado por la decisión, la tibia defensa de la directiva culé y los problemas de dinero que empezaban a acumularse por el mal manejo de sus finanzas, Maradona decidió aceptar la oferta de un humilde club del sur de Italia: el Napoli. Ahí, en un ambiente social marcado por la violencia de la mafia napolitana, la Camorra, y por la enorme pobreza de la región, Maradona encontró un nuevo nicho de barrio. Resurgió la leyenda.

Con el Napoli, Maradona hizo historia y, levantándose encima de todos los grandes equipos del norte de Italia, de la Juventus, el Torino, el Inter y el Milan de Berlusconi, el astro argentino llevó a un pequeño equipo del sur a la gloria. Con el Napli, Maradona ganó un doblete histórico y otro campeonato más. Además, por supuesto, de lograr conseguir la única copa europea de su historia, en 1989, contra el Stuttgart de Jürgen Klinsmann.

Maradona en Napoli, 1984 (Wikimedia Commons)

El tridente ofensivo de la fórmula MaGiCa (Maradona, Giordano y Careca), apabulló al mundo. El Napoli fue el equipo con el que Maradona más disputó partidos. En 259 encuentros, anotó 115 goles y puso 77 asistencias. La magia que mostró en esa época en las canchas fue única y despertó el fervor de una población sumida en la miseria y la violencia.

Hasta el día de su muerte, cada vez que Maradona visitaba Napoli, la ciudad se detenía y los tifosi iban a cantar, bajo su ventana de hotel:

Oh mama mama
mama,
Oh mama mama mama,
Sai perchè mi batte il corazon,
Ho visto Maradona,
Ho visto Maradona,
Oh mama innamorato sono…

Maradona después de ganar el Scudetto con el Napoli en 1987. (AP Photo/Meazza Sambucetti)

6. El gol más bello de la historia

El 22 de junio de 1986, se jugaba un partido, ante el sol inclemente de verano, en el majestuoso Estadio Azteca. Las selecciones de Inglaterra y Argentina disputaban los cuartos de final del mundial en la Ciudad de México en un contexto político enrarecido. El fervor patriótico argentino se enfrentaba al nacionalismo protector de Margaret Tatcher en la ridícula Guerra de las Malvinas. Y las selecciones en el campo sentían la importancia de ganar este partido y la humillación que significaba perderlo.

En las tribunas, los barrabravas argentinos se enfrentaron a golpes con los hooligans ingleses que tantos destrozos habían causado en España cuatro años antes. El sol inclemente no era lo más candente del partido.

Ese día, para bien y para mal, Maradona salió inspirado. Al minuto 51, el defensa Steve Hodge rebanó un despeje que quedó flotando sobre el área chica. Maradona disputó la bola con el arquero Peter Shilton metiendo la mano izquierda entre su cabeza y el cuerpo del guardameta. El gol se marcó como válido a pesar de haber sido una clara mano. La polémica no abandonaba la vida del barrilete cósmico.

Maradona en México 1986 (Wikimedia Commons)

Al terminar el partido, Maradona dijo que él no había tocado el balón, que “había sido la mano de Dios”.

Cuatro minutos después del polémico tanto, Maradona agarra el balón en media cancha y, empujado por una furia de revancha, burla a Hoddle, a Reid, a Butcher, a Fenwick, para enfrentarse de nuevo al arquero Shilton. Con una finta lo deja en el césped y todo el Estadio Azteca se levanta. Un defensa se barre desesperado, pero no llega a parar el momento más icónico de los mundiales, el gol más bello de la historia: el gol del siglo.

“Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina?”

Maradona anota el “Gol del Siglo” en 1987 (Wikimedia Commons)

Después de vengarse de la selección de Bélgica que los había derrotado en España 82, con dos goles de Maradona, Argentina se encaminó a la final contra Alemania Federal. El 19 de junio de 1986, con un partido empatado 2 a 2, pasado el minuto 75, Maradona hace una asistencia imposible para Burruchaga. El delantero la clava, se acaba el partido, clamores en todas partes, ovaciones de victoria, golpes en la tribuna, alegría en la cancha. Uno de los máximos jugadores de la historia levanta, en México, la copa más codiciada del mundo futbolístico. Maradona era campeón del mundo.

En total, en ese mundial, Maradona anotó 5 goles y puso 5 asistencias en solamente 7 partidos. Al día de hoy, como él mismo dijo, es “de los pocos argentinos que saben cuánto pesa una copa del mundo”.

Maradona levanta la copa del mundo en el Estadio Azteca en 1986 (Wikimedia Commons)

7. A la droga uno entra en minutos y no sale para toda la vida

Cuatro años después del logro impresionante que fue derrotar a Alemania en la final de la Copa del Mundo, Argentina se concentraba en Roma para el mundial de Italia 1990. Muchos de sus partidos se jugarían en el San Paolo, estadio olímpico mítico de Nápoles en el que, no importa contra qué selección, incluida la de Italia, Argentina era local por el amor que le tenía la gente a Maradona. Ahora mismo, después de la muerte del astro, el estadio cambio su nombre para llamarse: estadio Diego Armando Maradona.

Sin embargo, el mundial de Italia 90 fue el principio del fin para el astro argentino. Desde mediados de los ochenta, a su llegada a Napoli, Maradona, con un salario de 5 millones de dólares al año y una fama sin precedentes, se había acercado a las fiestas de la farándula, al alcohol y a la cocaína. Su adicción a esta droga lo persiguió toda su vida.

Argentina empezó el mundial perdiendo contra Camerún en el Guizeppe Meazza de Milán. El norte de Italia no le sentaba bien a Maradona. Sin embargo, la selección logró pasar la primera ronda para toparse a Brasil en los octavos de final.

Maradona disputa la final del mundial de Italia 90 contra Alemania (Guido Buchwald /BONGARTS)

Con asistencia de Maradona a Caniggia, Argentina pasó a cuartos en donde venció a Yugoslavia. Luego, eliminó a Italia, el local, en el mítico San Paolo que se rendía ante su ídolo. Pero, en la final, la albiceleste no pudo emular su máximo logro de hace cuatro años y la revancha fue para los Alemanes que levantaron la copa después de un sufrido 1-0.

Maradona se llevó el Balón de Bronce en el Mundial y regresó como un ídolo al Napoli. Pero sus glorias ya habían pasado y vendrían los años difíciles.

El 17 de marzo de 1991, en la fecha 25 del scudetto, después de ganar un partido contra el Bari, el comité antidopaje seleccionó a Maradona. El astro argentino salió, por primera vez, positivo por cocaína. Le dieron quince meses de suspensión. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo.

Un mes después, en el barrio de El Caballito en Buenos Aires, la policía irrumpió en un departamento en donde Maradona tenía una fiesta. Lo encontraron en posesión de drogas y consumiendo copiosas cantidades de alcohol. Fue arrestado y liberado el mismo día.

El escándalo nunca se terminó: “A la droga se entra en minutos.” Declaró Maradona. “Pero no se sale para toda la vida.”

(Amilcar Orfali/Getty Images)

8. El adiós de un ídolo

A pesar de que tuvo un paso mediocre en el Sevilla y que, en medio de escándalos mediáticos, regresó a Argentina para no jugar un solo partido con el Newell ‘s Old Boys, Maradona seguía teniendo un inmenso impacto para la hinchada.

El astro cada vez jugaba menos, cada vez se peleaba más, se notaba hinchado por las drogas y el alcohol, pero los argentinos querían a su talismán en los mundiales. Así, el Coco Basile, entrenador de la selección, lo llamó para viajar a una última disputa mundialista en Estados Unidos 1994.

El seleccionado argentino empezó el mundial goleando a Grecia 4-0 con un gol de Maradona. Parecía que la magia regresaba. Sin embargo, después de ganar 2-1 contra Nigeria, Maradona volvió a ser seleccionado para el control de dopaje. Esta vez, salió positivo de cinco sustancias diferentes: norefedrina, seudoefedrina, efedrina, metilefedrina y norpseudoefedrina. La FIFA decidió suspenderlo por otros quince meses y Argentina quedó eliminada, en octavos de final, ante Rumania.

Maradona es llevado al control de dopaje durante el mundial de Estados Unidos 1994 (Photo by Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)

Maradona argumentó que todas esas sustancias eran comunes en medicinas para la gripa y que no representaban ninguna ventaja en el terreno. La decisión de la FIFA, sin embargo, fue inapelable. Tiempo después, la World Anti-Doping Agency declaró que las cantidades encontradas en la sangre de Maradona no podían ser consideradas como dopaje. Su reputación lo precedía.

Por este incidente, el partido contra Nigeria fue el último que jugó como seleccionado. En total, defendiendo la albiceleste, Maradona disputó 116 partidos, anotando 48 goles y logrando 55 asistencias.

Después de que lo sancionaran por dopaje, el astro argentino dijo, famosamente: “Me cortaron las piernas”.

El 30 de octubre de 1997, cinco días después de ganar el clásico contra el River en el que salió de cambio por su propia decisión, Maradona anunció su retiro. Ese día, cumplió 37 años.

(Foto: Getty Images, archivo)

9. El último mundial de un ídolo

En la primera década de los dosmiles, la vida de Maradona tuvo serios altibajos. Se convirtió en dirigente del Boca y pudo ser mánager del club de sus amores.

Sin embargo, sus excesos continuaron. Llegó a pesar más de 120 kilos y siguió consumiendo copiosas cantidades de cocaína y alcohol. Fue internado en diferentes centros de rehabilitación y corrieron numerosos rumores, cada vez que entraba al hospital, de su muerte. En una ocasión, estuvo 40 minutos en coma al borde de fallecer. El Diego decía estar perdiendo por nocáut contra la vida.

A pesar de que Maradona apenas sobrevivió la primera década después de su retiro, la selección argentina volvió a ofrecerle la oportunidad de alcanzar la gloria. El gran talismán, el hombre de la última copa levantada 24 años antes, regresó para dirigir al equipo nacional para el mundial de Sudáfrica 2010.

Maradona dirigiendo a Argentina durante el mundial de Sudáfrica 2010 (Chris McGrath/Getty Images)

En los octavos de final, Argentina eliminó, como siempre, a México. Pero, en cuartos de final, una selección bastante diluida terminó humillada 4-0 por Alemania. Se había acabado el sueño mundialista de Diego y la posibilidad de regresar a las glorias albicelestes.

A partir de allí, la carrera como entrenador de Maradona lo llevó a peregrinar por el mundo, desde México hasta Emiratos Árabes Unidos pasando, claro, por varias incursiones polémicas por el futbol argentino.

La gloria nunca regresó y, en el banquillo, las acrobacias del pelusa se extinguieron poco a poco. Maradona era un mito, Maradona era una sombra.

10. La estrella rota

Con el programa televisivo de La noche del 10, Maradona mostró una faceta que siempre lo acompañó: el ídolo era algo que relucía, en Argentina, mucho más allá de la cancha. El programa de entrevistas del astro tenía ratings impresionantes y, noche con noche, millones de argentinos sintonizaban el programa de El Diego para verlo entrevistar con carrilla a Pelé o cómo bailaba una cumbia.

Lo que significó este hombre para toda una generación es palpable en la fundación de una religión reconocida como la Iglesia Maradoniana.

La vida de Maradona siempre despertó interés mucho más allá de lo futbolístico.

(Pascal Rondeau/Getty Images)

En 2008, Emir Kusturica, dos veces ganador de la Palma de Oro en Cannes, llevó a Maradona al más prestigioso festival de cine para presentar el documental Maradona by Kusturica. En la película, el enfoque en el personaje del astro cambiaba de las canchas a las convicciones políticas, de los barrios bonaerenses a los barrios napolitanos, de sus discusiones con Fidel Castro o Hugo Chávez y de su icónico tatuaje de El Ché en el brazo derecho.

El año pasado, el director Asif Kapadia también se enfocó en la figura de Maradona para un documental. Esta vez, el centro de interés para el director británico era pensar en la relación de la fama con el genio infantil y lo que esto podía provocar en la vida adulta.

En la ficción, en una breve secuencia de Youth de Paolo Sorrentino, vemos una recreación grotesca de Maradona en recuperación, en un internado suizo, interpretado por el actor Roly Serrano. En ningún momento se menciona su nombre, pero la figura regordeta que domina un balón y se mete con todo el peso de una conciencia histórica cansada en la alberca, lo decía todo.

Canciones, especiales de televisión, documentales, apariciones en la ficción, una iglesia en su nombre: Maradona significa mucho. Es un héroe caído y una representación de lo fallible en todos nosotros.

Maradona nunca fue un ejemplo y también fue un advertencia. Aún así, el póster que admiraban los niños en los ochenta, con un futbolista de brazos levantados y sonrisa ilusionada, es un emblema de lo que no se puede cultivar en un gimnasio: Maradona, la estrella rota, siempre jugaba con alegría.

(Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)

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