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¿A quién llamar en caso de una violación?: La importancia de un protocolo de atención médica de víctimas de violencia sexual

Las Cruz Roja de la Ciudad de México creó un protocolo de atención a víctimas de violencia sexual.

La delegación de la Cruz Roja en la Ciudad de México creó el Protocolo de Atención Prehospitalaria a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual, el primero en su tipo en el país. Comenzó a implementarse en la entidad durante la segunda mitad del año 2020, y ya forma parte de la capacitación de los socorristas.

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Cuando acontece una violación sexual contra alguna mujer, generalmente se llama primero a la policía. O, si la llamada se realiza al 911, los operadores envían una patrulla, en primera instancia. Sin embargo, la Cruz Roja considera que la primera línea de atención a las víctimas de agresión sexual debiera ser médica.

El Protocolo de Atención Prehospitalaria a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual es iniciativa y creación de Mariana Sierra y María de la Paz Villalonga, paramédicas técnicas en urgencias médicas de dicha institución.

Mariana Sierra explica que, hasta ahora, la violencia sexual no ameritaba ser incluida en la preparación de los profesionales de la salud en el ámbito prehospitalario, pues no era vista como un asunto a atender dentro de su labor. “Era como ‘tengo a una paciente con lesiones y, además, sufrió violencia, pero eso no me toca a mí’”.

Uno de los objetivos del protocolo es que la violencia sexual no se separe de la emergencia médica y sea abordada como una emergencia en sí misma.

Para ello, las acciones detalladas en el nuevo procedimiento se erigieron sobre cuatro ejes principales: la atención médica, los principios legales, el acompañamiento psicosocial y la perspectiva de género. Y se orientaron para reparar la autonomía, la dignidad y el control de la persona sobre su propio cuerpo.

El protocolo pone atención especial en la detección de señales de alerta para identificar posibles casos de abuso o agresión sexual, que no sean reportados como tal. Considera la forma en que los paramédicos deben llevar a cabo la valoración, aproximación y comunicación con las víctimas, desde la escucha activa hasta cómo hacer el interrogatorio, la exploración física y la seguridad de la escena para preservar las evidencias de la agresión. Asimismo, procura que quien provea la atención médica sea una persona de la misma identidad de género que el o la paciente e indica la manera en que debe realizarse el registro de los casos.

Ahora los socorristas cuentan con el respaldo de bibliografía tanto médica como legal para poder exigir a médicos y hospitales la atención de las víctimas de agresión sexual, aunque estas no tengan lesiones visibles.

“Debemos improntar en la mentalidad de las nuevas generaciones que la salud no solamente es cohibir una hemorragia o mitigar el dolor físico con un analgésico, también es velar por la integridad y la dignidad de la persona. Muchísimas veces llegaremos con una víctima de agresión sexual y no vamos a notar ninguna inestabilidad hemodinámica, no vamos a ver lesiones aparentes en la paciente pero ella requiere de la restauración de la salud”, aclara Manuel Muñoz, integrante de la Coordinación Estatal de Socorros.

Para el diseño del Protocolo de Atención Prehospitalaria a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual de la Cruz Roja, las autoras consideraron tanto las leyes mexicanas como los acuerdos internacionales en materia de Derechos Humanos. Además contaron con la participación de expertos en varias áreas de la salud, como la ginecología y la psicología, así como de especialistas en leyes.

Incluso fueron asesoradas por integrantes de organismos dedicados al trabajo humanitario, como Médicos sin Fronteras y la Agencia de la ONU para los refugiados, mejor conocida como ACNUR.

De acuerdo con María de la Paz Villalonga, se retomaron las experiencias de atención médica obtenidas en las zonas de conflicto, donde se ha generado una gran expertise en el tema, principalmente con lo relacionado a la revisión y el cuidado del cuerpo de las mujeres violentadas sexualmente. “A nosotras nos parecía súper importante el trato emocional y psicológico por el estrés al que están sometidas estas víctimas”.

La intención de la Cruz Roja es dar a sus procedimientos el enfoque hacia las víctimas de violación, en su mayoría mujeres, para brindarles una atención integral. El enfoque consiste en saber observar la situación y empatizar con la persona agredida.

“Tú no llegas a una escena y te dicen ‘atiéndeme, fui violada’. No es tan sencillo decirlo. En muchas ocasiones puede ser que el agresor esté presente y que nos estén llamando por la urgencia médica como tal: algún dolor físico, hemorragia, golpes o cualquier emergencia médica derivada de la agresión sexual, pero que dicha agresión no se reporte”, afirma Claudia Arroyo, Coordinadora Estatal de Capacitación.

La atención a víctimas de violencia sexual como emergencia médica

Los delitos sexuales suceden a diario en México. El problema se agrava cuando el machismo, aún imperante en la sociedad mexicana, los invisibiliza tal y como ha sucedido con los feminicidios. Las personas violentadas callan el hecho por vergüenza, miedo y desconfianza hacia el sistema.

En las últimas semanas, la exposición de los casos de los youtubers mexicanos Rix y YosStop, ambos involucrados en asuntos de agresión sexual a menores, nos ofrecen una muestra clara de la situación a la cual nos enfrentamos.

El ocultamiento de las violaciones provoca que las víctimas no sean identificadas ni atendidas debida y oportunamente, que las agresiones no se denuncien y, de hacerlo, que no se investiguen. Mientras, los violadores permanecen activos e impunes.

En este contexto, el Protocolo de Atención Prehospitalaria a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual busca obtener un registro más eficiente de los casos, con el fin de ayudar a visibilizar el problema y dar herramientas al estado que generen soluciones. Para lograrlo, es necesario reconocer a la violación y la violencia sexual en general, como urgencia médica.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública establece un catálogo de incidencias al 911. Actualmente, la violación no está dentro del listado de urgencias médicas, sino en el listado de actos relacionados con la libertad y la seguridad. Por esta razón, es la policía la principal encargada de atender a las mujeres que han sufrido violación.

“Estos casos deben ser tratados como urgencias médicas, deben ser llevados a un hospital. Si no se integra dentro del catálogo de la atención médica muy difícilmente van a considerar mandar una ambulancia”, señala Manuel Muñoz.

En este sentido, la coordinadora Claudia Arroyo hace énfasis en la importancia de difundir este protocolo, para que los denominados primeros respondientes de la emergencia consideren la intervención médica como prioritaria en la atención de las víctimas.

“De nada sirve que una víctima haga una llamada al 911 diciendo ‘me acaban de violar’, si se le manda una patrulla, cuyo personal son hombres, la mayoría de las veces. Quienes, si no cuentan con una cultura de atención con perspectiva de género, descalificarán la urgencia médica porque (aparentemente) la víctima está bien, no le pasa nada. Y entonces la víctima queda desatendida”.

La concepción de las agresiones sexuales como emergencias de salud, aún sin lesiones que pongan en riesgo la vida, es de suma importancia. Por un lado, permitirá que todas las necesidades de las víctimas sean atendidas para el restablecimiento de la integridad física, mental y emocional de las mujeres. Y por otro, facilitará su acceso a la justicia.

Si bien los socorristas no son los responsables de determinar la existencia o no de un delito en las emergencias que atienden, sí lo son para identificar los posibles casos de violación y lograr el traslado de las víctimas a un hospital, donde un médico especializado haga el diagnóstico.

Sobre todo porque, por ley, en la Ciudad de México las víctimas deben recibir la anticoncepción para evitar el embarazo, así como antibióticos y profilaxis para prevenir el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual, incluido el VIH. Además porque, en esas situaciones, el médico es quien debe dar aviso al Ministerio Público de la agresión, aunque la persona afectada decida no hacer la denuncia formal.

La cifra negra de la violencia sexual en México

Las cifras de la violencia sexual en México son alarmantes, tanto como el silencio y la impunidad.

Gracias a los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, el centro de investigaciones México Evalúa pudo determinar que 84 mujeres fueron violadas cada hora en la República Mexicana, durante los últimos seis meses de 2019.

En ese período, cuatro de cada diez mujeres sufrieron algún tipo de violencia sexual, ya sea acoso, hostigamiento, abuso, intento de violación o violación. En total seis millones de víctimas, de las cuales menos del 1% denunciaron ante el Ministerio Público o sus denuncias son materia ya de alguna averiguación judicial. Se detectó que existen sólo 2 mil 364 carpetas de investigación abiertas por violación, en 2019, de los 363 mil 768 casos totales detectados por la ENSU.

Durante 2020, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, registró 16 mil 543 víctimas de violación. Sin embargo, entre las más de 16 millones 200 mil llamadas realizadas al 911 a nivel nacional en ese año, sólo 3 mil 554 se indicaron como incidentes de violación; además de los 5 mil tres reportes por abuso sexual y los otros 8 mil 376 reportes por acoso u hostigamiento sexual.

Cabe señalar que Nuevo León, Ciudad de México y Chihuahua aparecieron como las entidades con mayor registro de incidencia en estos delitos.

De las casi 17 mil llamadas ingresadas al 911 por agresiones sexuales, en 2020, únicamente 29 fueron atendidas por la Cruz Roja.

Es por ello que el Protocolo de Atención Prehospitalaria a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual de dicha institución pretende también impactar en las políticas públicas nacionales que ayuden a erradicar la incidencia de los delitos sexuales contra niñas y mujeres, y contra miembros de la comunidad LGBTTTI+, quienes también son víctimas frecuentes en este tipo de agresiones.

Se espera que con la difusión del nuevo procedimiento, se motive su réplica en las 31 entidades restantes de la República Mexicana. Por lo pronto, se espera que en breve sea implementado en la ruta migrante para la atención de mujeres víctimas de violencia sexual, una población especialmente vulnerable en el país.

Como todo lo concerniente a la violencia contra las mujeres, la atención médica y, en este caso, la atención médica prehospitalaria debe atravesar por un proceso de concientización y sensibilización de quienes participan en ella. Requiere del trabajo conjunto y coordinado de las instituciones de seguridad, salud, justicia y de la sociedad misma.

En palabras de María de la Paz Villalonga, una de las creadoras del protocolo, “tocar un cuerpo es un acto político”.

Ella misma asume, como profesional de la salud, el compromiso de acompañar a las personas que sufren las vejaciones de la violencia sexual, en el primer momento de lo que será un largo proceso. Pues está consciente de que puede ser la única oportunidad que tendrán las mujeres de intentar recuperar su derecho a la vida libre de violencia, su dignidad, su integridad y de pedir justicia por eso.

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