Por un incremento en la actividad del Volcán de Fuego de Colima, él semáforo volcánico pasó de color verde a amarillo y la zona de exclusión se amplió de 5 a 8 kilómetros en los estados de Colima y Jalisco.
El volcán tenía 26 meses en aparente calma, sin embargo, los científicos detectaron hace algunas semanas, que su actividad sísmica comenzó a incrementarse.
A partir de la semana pasada, el miércoles tuvimos otro repunte importante de muchos más sismos, en un día llegamos a tener 30, 40, y el incremento importante se da el jueves por la noche, pero ese día contabilizamos alrededor de 160, 170 sismos volcanotectonónicos”, indicó Raúl Arámbula Mendoza, director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos.
Esta actividad sísmica indica qué hay magma en ascenso al interior del volcán, lo que podría generar una explosión de moderada intensidad.
Puede ser desde unos días, hasta inclusive semanas, pero bueno ya está el movimiento del magma abajo del edifico y bueno eso fue lo que nos inquietó”, explicó Raúl Arámbula Mendoza, director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos.
La actividad también podría estar relacionada con el crecimiento de un domo lava.
En el último sobrevuelo, se observaron nuevas fumarolas al interior del cráter.
Es él gas que se empieza a separar del magma que viene en ascenso y bueno llega a la superficie y empieza a liberarse de esa forma”, añadió Raúl Arámbula Mendoza, director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos.
En tanto, personal de la Unidad Estatal de Protección Civil Colima, se encuentra revisando el estado de rutas de evacuación y refugios temporales.
También el tema de refugios temporales los tenemos ya identificados sin ningún problema, al momento no hay nada que nos conlleve a tomar esas acciones, insisto estamos ahorita en etapa amarilla, todavía no hay que hacer ninguna evacuación”, destacó Ricardo Ursúa, director General de la Unidad Estatal de Protección Civil Colima.
La última explosión del volcán ocurrió el pasado 3 de febrero del 2017 y a partir de esa fecha, entró en un periodo de reposo.
Durante 26 meses de baja actividad, los científicos mejoraron y ampliaron la red de monitoreo, que actualmente consta de once estaciones sísmicas de última generación, seis cámaras de video de luz visible, cuatro sensores de infrasonido, un inclinómetro y una cámara térmica fija.
Todos los equipos están instalados entre 1.7 y 10 kilómetros a partir de la cima del cráter.
Con información de Bertha Reynoso.
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