POLíTICA

Ni maíz, ni frijoles, todo está podrido: Campesinos de Guerrero atribuyen mala cosecha a retraso de fertilizantes

Por el retraso en la entrega de fertilizante por parte del Gobierno Federal, que llegó en agosto y en cantidad insuficiente cuando ya llovía, la mazorca no se desarrolló de forma adecuada

En Guerrero ya se empiezan a sentir las consecuencias del retraso en la entrega de fertilizantes, responsabilidad que el año pasado asumió el Gobierno Federal.

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En la región de La Montaña disminuyeron las hectáreas sembradas y las cosechas fueron menores y de mala calidad.

“Aquí estamos viendo toda la cosecha que levantamos en este año. Sí nos fue muy mal. Ahora sí estamos preocupados, ¿cómo vamos a alimentarnos? Pura yerba, porque no se cosechó”, dijo Demetrio Álvarez, campesino de Tlapa, Guerrero.

“Estas mazorquitas, unos que otros están limpios, pero no están parejitos. La crisis, sentimos que está durísimo este tiempo”, dijo Antonio Cano, campesino de Tlapa, Guerrero.

Demetrio Álvarez y Antonio Caso, campesinos en la comunidad de Tototepec en Tlapa, en la región Montaña de Guerrero, cuentan que la última cosecha de maíz, que concluyó apenas hace unos días, fue un fracaso.

Por el retraso en la entrega de fertilizante, que llegó en agosto y en cantidad insuficiente cuando ya llovía, la mazorca no se desarrolló de forma adecuada.

“Estamos preocupados porque no hay alimentación. ¿Qué le vamos a dar a nuestros hijos? Aquí ven, miren, la mazorquita que levantamos. Está todo podrido”, dijo Demetrio Álvarez, campesino de Tlapa.

Demetrio, de 67 años, sembró en junio pasado.

Ante la falta de abono, no logró cubrir tres hectáreas, como es habitual. En septiembre cosechó mazorca de tamaño pequeño y pésima calidad. Además, lo cosechado apenas alcanzará hasta abril, cuando usualmente rendía para el año completo. Esto, dice, le deja la migración como única alternativa.

“Aquí no hay fuente de trabajo. Para solventar nuestros gastos, unos ya migran para Culiacán, Sinaloa, otros se van para Acapulco, Morelos”, agregó el campesino Demetrio Álvarez.

Normalmente, los campesinos siembran unas tres hectáreas y de cada una cosechan tres o cuatro toneladas. En esta cosecha, la producción de maíz se desplomó, calculan, aproximadamente en 50 por ciento.

“El productor, de aquí a mayo, cinco meses, ya no va a tener maíz para subsistir”, apuntó Hitler García, de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), de Guerrero.

La crisis se vive también en Cochoapa, Metlatónoc, Olinalá, Ahuacuotzingo y en general toda la región de La Montaña.

Algunos campesinos, de plano, no sembraron por la falta de abono y trabajan como jornaleros a cambio de maíz.

“Es triste y lamentable que a estas alturas esté pasando esas cosas. Es que en vez de que esté mejorando nuestra situación, está empeorando”, comentó María Espinosa, campesina de Xalpatláhuac, Guerrero.

En la zona donde se cosecha para el autoconsumo, tampoco se logró sembrar frijol ni calabaza.

Los campesinos deberán comprar maíz en poco tiempo.

Y para lograrlo, familias completas han migrado o bien, aceptan trabajos de jornaleros en otros estados, como Sinaloa, Morelos o Puebla, con una paga de unos 150 pesos o menos diarios.

“Para comprar el maíz no me alcanza. Yo necesito salir”, dijo Antonio Cano.

“Los campesinos de aquí, Guerrero, pues la verdad estamos mal, expuso Demetrio Álvarez, campesino de Tlapa, Guerrero.

Con información de Guillermo Rivera y Julián López.

LLH