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El momento en que la princesa Ana enseña a la reina Isabel II a hacer una videollamada

En la videollamada entre la realeza británica hubo un momento que conmovió a muchos

En Twitter han compartido un tierno y revelador momento en que la reina Isabel II se une a una videoconferencia guiada por su hija, la princesa Ana. Y podemos decir que, tal y como comentan en el comercial en que aparece ese momento íntimo de la realeza británica, esta no es la típica videoconferencia del trabajo o de la escuela.

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El momento fue grabado durante una videoconferencia que la reina y la princesa tuvieron durante la Semana Nacional de los Cuidadores. Además, el momento fue recuperado por la televisión británica para un documental recién estrenado sobre la princesa Ana.

A estas alturas, la mayoría de la gente con trabajos de oficina tiene videoconferencias en su vida contidiana. Si en nuestros centros de trabajo llegaron para quedarse las reuniones virtuales por medio de una pantalla, ¿cómo no suponer que también llegarían incluso a los palacios de la realeza?

Cuando empezó la videoconferencia que convocó a la realeza británica, la princesa saludó: “Buenos días en Windsor”. A lo que la reina Isabel II respondió con la frase: “Me alegro de haber podido unirme a ustedes”. Entonces ocurrió el momento más comentado por los usuarios de redes sociales.

https://twitter.com/chrisshipitv/status/1288164903111602176

¿Puedes ver a todos? Deberías tener seis personas en tu pantalla”, preguntó la princesa Ana, a manera de guía virtual para su madre, quien acaso no frecuentaba tanto las computadoras. La reina respondió que solo podía ver a cuatro personas en la pantalla.

“No me necesitas. Ya sabes cómo me veo”, respondió la princesa a su madre.

Ese breve intercambio fue ampliamente comentado, pues revela tangencialmente un poco de la intimidad entre la Isabel y Ana. Es obvio que el cariño entre ellas es como el que existe entre cualquier madre e hija, pero la fama y el glamur que reviste a la realeza no suele permite que quede al descubierto esta clase de gestos, reservados al momento en que no hay reflectores.