Por muchos años, las terapias de conversión se han vendido como un método seguro para supuestamente corregir la orientación sexual de una persona homosexual, bisexual o transexual. Para alcanzar este objetivo, las terapias recurren a técnicas como la terapia de aversión, el psicoanálisis, la oración o el consejo religioso, y promueven los presuntos resultados como si se tratara de un producto milagro.
Pero la realidad es que no hay evidencia científica que indique que estas terapias realmente logren su objetivo. Al contrario, se han documentado casos de abuso y violencia contra los pacientes que se han sometido a técnicas que pasan por tortura física y psicológica. Por su calidad de fraude y su reputación de pseudociencia, las terapias de reorientación sexual están prohibidas en varios países del mundo.
¿Por qué se busca “curar la homosexualidad” cuando la OMS admitió, en 1990, que ser gay no es una enfermedad? El problema es que no hay nada que curar, y no se puede arreglar lo que no es un problema. El siguiente video de Plumas Atómicas analiza el debate de las terapias de conversión en México y qué se está haciendo en el plano legislativo para que estas prácticas de maltrato y abuso psicológico sean penadas.
