Sobreviviente a masacre en Guatemala narra cómo se salvó

GUATEMALA, Guatemala, sep. 30, 2014.- Eran como las nueve o nueve y media de la noche, cuando entraron a la casa gritando; decían: esta noche queremos beber sangre fría; les damos tres minutos para que salgan o se mueren, esas fueron las palabras de María Cantel, una sobreviviente a la masacre perpetrada el pasado 19 de septiembre en la comunidad de Los Pajoques.

 

Desde hace ocho años aproximadamente iniciaron los conflictos; la razón, la instauración de una cementera en San Juan, Sacatepéquez, una comunidad indígena cak´chiquel, a tan sólo cincuenta y cuatro kilómetros de la capital guatemalteca, y en donde perdieron la vida por lo menos ocho integrantes de la familia Pajoc Guamuche, cuando una turba de enardecidos encapuchados los agredieron con armas blancas, asesinándolos, incendiando y destruyendo todas sus pertenencias.

 

Ante este clima de violencia y temor a los que eran sometidos cientos de indígenas residentes del lugar, los agredidos construyeron túneles y agujeros para resguardar la vida de los menores,  ya que los asedios por parte de los grupos de seguridad organizados ilegales cometían atrocidades a los familiares de los trabajadores de la cementera.

 

Esta tragedia obligó a las autoridades a decretar quince días de Estado de Excepción, ingresando por lo menos mil ochocientos elementos de las Fuerzas Combinadas, que evalúan permanecer a petición de los residentes de Los Pajoques.

 

Cuando escuché que estaban quemando todos los carros, al tirarles bombas, decidí con mi esposo salir con mis hijos, porque ellos no iban a tener compasión de nosotros. Salimos para la montaña, caminamos y caminamos, mi hijo de seis años lo llevaba arrastrado porque se desmayaba de tanto caminar y caminar. Hasta como a las cuatro y media de la mañana llegamos a la cementera a pedir ayuda, añadió Cantel, quien vive en un albergue por temor a regresar a su precaria vivienda.

 

A las mujeres las desnudaron, les cortaron el pelo y les pegaron, añadió María, pero yo salí antes de que llegaran. Esto no es nuevo. Por él, mi cuñado hizo un hoyito para meter a nuestros niños y salvarles, culminó su relato esta sobreviviente que aún recuerda los momentos de miedo que dejó esa noche violenta.

 

Por ahora, las autoridades evalúan la posibilidad de instaurar un destacamento militar a petición de la comunidad indígena y garantizar la paz y la tranquilidad a los habitantes de esta comunidad que vivía bajo el terror desde hace varios años.

 

 

LLH