ECONOMíA

Tras caída en su precio, familias de Guerrero dejan de sembrar amapola y buscan otras opciones

 Actualmente José y su esposa siembran flores de cempasúchil. Solicitaron el programa de Sembrando Vida del Gobierno federal con la idea de cultivar otras plantas, pero dicen, no lo consiguieron

Y no solo en la sierra en Durango y Sinaloa han dejado de sembrar marihuana por la baja de su valor en el mercado. En Guerrero la situación no es muy diferente con el cultivo de la amapola. El problema es que son cientos de familia que ya no tienen esa alternativa para tener ingresos y no encuentran otras opciones.

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“No pues ahora ya no vale, ni ganas quedan de sembrarlo porque es mucho el riesgo y poca la ganancia pues”, afirmó José. habitante de Metlatónoc, Guerrero.

En el municipio de Metlatónoc en la montaña de Guerrero, José, indígena Me´Phaa de 47 años de edad pertenece a la tercera y, al parecer, última generación de su familia que se dedica al cultivo de amapola.

“Empecé a los 20, hace tres más o menos ya dejé de sembrarlo porque de plano ya no era el precio anterior. Sabíamos que no era un trabajo normal si no que era un trabajo fuera de la ley, pero lo hacíamos porque no encontrábamos otra forma de cómo ganar la vida”, insistió José, habitante de Metlatónoc, Guerrero.

Recuerda que en 2017 cosechó un kilo de goma de opio que se extrae de la amapola y se transforma en heroína por el que cobró 25 mil pesos. Al siguiente año cosechó lo mismo pero logró venderlo por sólo 6 mil pesos. Actualmente José y su esposa siembran flores de cempasúchil. Solicitaron el programa de Sembrando Vida del Gobierno federal con la idea de cultivar otras plantas, pero dicen, no lo consiguieron.

“Nos piden muchos requisitos, nos piden dos hectáreas y media o hasta tres hectáreas. Yo no cuento con eso”, detalló José. 

En Metlatónoc, de las 150 familias que viven en esta comunidad, cerca de 60 se dedicaban a la siembra de amapola hace cuatro años. tras la caída de su precio por la introducción al mercado de opioides sintéticos como el fentanilo, ahora sólo 6 familias siguen cultivandola.

“Esto va a desfondar la vida de las comunidades indígenas, no sólo económicamente, en todos los ámbitos”, reiteró Abel Barrera. director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan.

“A veces le da a uno miedo, pero qué va a hacer uno para que coma”, insistió María, habitante de Metlatónoc, Guerrero.

María, de 50 años de edad, hace unos días comenzó a limpiar su terreno de media hectárea para sembrar amapola. Dice que aunque gana poco dinero, le sirve para mantener a sus 10 hijos por lo menos durante un mes. Cuenta que en años recientes ha tenido que complementar la siembra de amapola con salir a otros estados del país a trabajar de jornalera.

“Sembré nada más dos años, pero no me salió nada, por eso voy a limpiar para ver si me sale bien porque ahorita se necesita dinero. Me falta dinero para mantener a mis niños cuando anda la escuela también”, insistió María.

México sigue siendo el tercer país del mundo con mayor producción de amapola, sólo por debajo de Afganistán y Myanmar. Guerrero encabeza la producción nacional, en 23 municipios, ahí también la conocen como maíz bola.

“Es una manera de expresar que así como el maíz es el sustento de la familia, ahora la amapola”, agregó Abel Barrera. director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan.

Aurora también vive en Metlatónoc. Aunque su familia ha sembrado amapola por generaciones, desde el año pasado decidió combinarlo con la elaboración de sombreros tejidos a mano, que vende a 100 pesos la docena. Asegura que este año será el último que sembrará amapola si el precio no mejora.

“Pues hace 4 años por decirlo así la última cosecha nos dejó una buena lana, unos 20 mil pesos, la última cosecha apenas nos dejó unos 8 mil pesos, no es nada fácil sembrar amapola. Es una herencia de familia sembrar esto la verdad, porque pues por aquí por la montaña pues no hay otra cosa mejor que hacer. No tenemos otra opción”, concluyó Aurora.

Con información de Víctor Valles-Mata

KAH