En el Estado de México, indígenas mazahuas de la tercera edad acuden al tianguis de Ixtlahuaca para vender sus productos, con el fin de poder subsistir.
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Como todos los lunes salieron a vender sus semillas y animales al tianguis de Ixtlahuaca, el más grande de la región mazahua en el Estado de México.
Dicen que su fe es más grande que el temor al coronavirus.
Teresa recorre el tianguis para comprar sus alimentos de la semana, lo hace con el dinero de un guajolote que vendió minutos antes.
Cada semana viaja 13 kilómetros para ofrecer uno de los animales que cría y con eso poder subsistir.
Dice que no sabe mucho del coronavirus y deja todo en manos de Dios.
Teresa, comerciante mazahua, dijo: “Con esto que pasa pero ni modo. Solamente nuestro padre celestial que mueve las cosas”.
Sobre la calle o acera, Alejandro y María, también de la tercera edad, esperan a los clientes para vender su maíz.
Alejandro Bernardino, comerciante mazahua, comentó: “Está muy diferente esta cosa porque ni gente hay, yo no lo creo lo del coronavirus para nada, porque cuando sea la voluntad de Dios la gente se muere”.
El tianguis de Ixtlahuaca, municipio Mazahua, es uno de los más tradicionales de la zona, pero este lunes fue diferente: hubo muchos espacios vacíos.
Solo se instalaron puestos de alimentos, por disposición del ayuntamiento.
María de la Luz Sánchez, comerciante de tianguis de Ixtlahuaca, Estado de México, dijo: “Mucha gente está respetando las indicaciones pero si hay gente que necesita trabajar, tiene que comer”.
La escasez de gente se notó en uno de los tianguis más bulliciosos.
Roberta, vendedora de ropa interior vio cómo su lugar era un espacio vacío, este lunes ayudó a su esposo con la venta de ajos.
Roberta Castro, comerciante de tianguis de Ixtlahuaca, Estado de México, señaló: “No permitieron nada de ropa, puro lo de primera necesidad, hasta nuevo aviso nos dijeron. Es el primer lunes, hace 8 días trabajamos normal”.
Hombres, mujeres, indígenas mazahuas o mestizos se aferran a su fe en espera que pronto puedan volver a la normalidad.
Con información de Luis Pavón
LSH
