POLíTICA

Cientos de migrantes llegan al albergue instalado en Ciudad de México

Así fue la llegada de los migrantes centroamericanos al estadio Jesús Martínez “Palillo”, en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, en la Ciudad de México.

Primero llegó un grupo de 600, más tarde, otros cientos más.

Forman parte de la primera, de varias caravanas, que ya cruzan el país en su camino a la frontera con Estados Unidos.

Este grupo es el más adelantado.

Llegaron a pie o de aventón, e incluso en Metro.

La atención en el estadio ha sido coordinada por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la actual administración y el próximo Gobierno capitalino.

Un grupo de migrantes se forma para recibir alimento en el Estadio Jesús “Palillo” Martínez en la Ciudad de México. (Reuters)

“Estamos esperando que lleguen de mañana al martes alrededor de 5 mil”, dijo Jaime Morales, coordinador de Agenda de Derechos Humanos de Claudia Sheinbaum.

Pasan la noche en el estadio, duermen en las gradas, y en una carpa gigante que se instaló en el campo.

Conforme se adentran más en territorio mexicano, los centroamericanos que viajan en la caravana migrante se convencen de quedarse en alguno de los estados de este país. (EFE)

“Hay servicios médicos, hay alimentos calientes, dos alimentos por día, sobretodo hay atención médica, se están preparando para recibir a los pequeños, hay muchas madres que vienen muy cansadas que están en Veracruz y que en algún momento llegarán a la Ciudad”, indicó Jaime Morales, coordinador de la Agenda de Derechos Humanos de Claudia Sheinbaum.

Se calcula que en la primera caravana viajan más de mil niños.

La mayoría presenta desnutrición, deshidratación y enfermedades respiratorias.

“Aquí tenemos la oportunidad de estarlos vacunando contra la influenza que es problema estacional, estamos tratando de darles protección preventiva”, dijo Emilio Mora, doctor del Gobierno de la Ciudad de México.

Hay mujeres embarazadas.

Todos niños y adultos tienen los pies destrozados, algunos ya perdieron la cuenta de los días que llevan caminando.

“¿Qué te paso? De Isla me monté en un tráiler y por ayudarle a darle comida a un niño, me paré y no miré una rama y me dio vuelta. ¿Una rama te pegó? Sí, ya me revisaron”, dijo Luis Alonso.

Luis tiene en Honduras una familia de 11 integrantes, su padre, dice, es albañil, apenas les alcanza para medio comer. Viaja con cuatro amigos. Tiene 15 años. Es la primera vez que sale de su país. Le habían platicado que la ruta sería difícil, pero nunca se imaginó lo que ha vivido.

Va, dice, con la bendición de su madre.

En diversos grupos, los hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, tomaron caminos distintos. (Reuters)

“Le digo que ore siempre, que le pida a Dios que pase para tener una vida mejor. ¿Qué sabes hacer? Soy albañil, chapeo potreros, aserradero de madera, también”, dijo Luis Alonso.

Vecinos de la zona han acudido a regalarles ropa y juguetes.

Organizaciones civiles, que los siguen desde la Frontera Sur, aseguran que la mayoría seguirá su camino al norte.

Por ahora nadie les ha hablado de darles trabajo en la Ciudad de México. Tampoco se les darán vehículos para que sigan su camino.

Al albergue continúan llegando migrantes.

Con información de Guadalupe Madrigal

JLR