Llegaron las primeras ballenas jorobadas a la costa del estado de Colima.
Entre los meses de diciembre y marzo, el puerto de Manzanillo se convierte en una zona de cortejo y apareamiento.
“Aquí normalmente lo que vemos es de que utilizan la zona un poco para crianza, pero principalmente parece ser una zona de tránsito y de cortejo, es decir que los machos lo utilizan para canto”, indicó Evelyn Díaz Torres, estudiante del doctorado en Ecología Marina.
Desde hace más de una década, investigadores y estudiantes de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima, fotoidentifican a las ballenas, estudian su comportamiento y toman muestras de piel y grasa.
“Con esa pequeña porción del tejido de las ballenas podemos posteriormente hacer análisis que son de gran interés, analizar qué tipo de contaminantes y la magnitud o la concentración de los mismos sobre la grasa, también se puede saber con unos estudios bioquímicos, el hábitat alimentario, dónde se están alimentando las ballenas con base en la piel”, señaló Christian Ortega Ortiz, oceanólogo investigador de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima.
Como parte del monitoreo, los especialistas sumergieron dos hidrófonos para grabar bajo el agua el canto de las ballenas y su interacción con el sonido de los barcos.
Hoy nos fuimos en busca de ballenas jorobadas!! … los detalles en unos momentos en @NTelevisa_com #Manzanillo #Colima pic.twitter.com/6wh5Soj9g9
— Bertha Reynoso (@berthareynoso) December 8, 2018
“Tienen ellos una estructura muy definida como si fuera la letra de una canción, entonces esto va evolucionando a través del tiempo, sin embargo, ahorita queremos ver si los sonidos de estos barcos pueden afectar esa estructura ó pueden hacer que cambie, ó pueden hacer que se callen, que se vayan, que se alejen”, externó Myriam Llamas González, estudiante de oceanología.
En el área marítima de Colima, estos ejemplares de 30 mil kilogramos de peso y 15 metros de longitud, nadan aproximadamente a dos kilómetros de la línea de costa, a una velocidad de 20 kilómetros por hora, pero no siempre su trayecto está libre de obstáculos.
En su trayecto, las ballenas ya enfrentaron sus primeros dos obstáculos, redes de palangre que son líneas de pesca con un gancho metálico y los grandes buques portacontenedores.
Durante el mes de enero, la zona de avistamientos en Colima se amplía hasta las playas de los municipios de Tecomán y Armería.
Con información de Bertha Reynoso.
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