La historia siempre ha contado con aquellos escépticos que se han atrevido a cuestionar el conocimiento general de la época. En la Edad Media, los astrónomos que se atrevieron a decir que la Tierra no era el centro del universo, sino un cuerpo -entre muchos- que giraba alrededor del Sol, eran tachados de herejes por las autoridades eclesiásticas.
En la actualidad, la creencia general en este campo es la que nos enseñan las ciencias naturales en la escuela. El método científico ha comprobado que la Tierra es una esfera diminuta en el universo; pero 2,500 años de pruebas científicas no son evidencia suficiente para un número creciente de personas que se apoya en videos de YouTube para divulgar que el planeta es… plano.
Las redes sociales, y en particular YouTube, son nidos de teorías conspirativas de todo tipo, desde los ataques terroristas contra las Torres Gemelas al aterrizaje del Apolo 11 en la Luna. Pero las más alarmantes son aquellas que cuestionan evidencia científica y divulgan información con un potencial de riesgo para la población. Tal es el caso del movimiento antivacunas, el cual ha promovido la teoría de que la vacuna contra el sarampión expone a los niños al desarrollo de autismo.
Aunque la teoría de la Tierra plana no carga tantos riesgos como los ‘antivacunas’, sí parece ser un reflejo de las fallas en el sistema educativo, y el aumento de influencia de las redes sociales sobre las creencias y conductas en ciertas sociedades.
En diversas conferencias de los llamados ‘terraplanistas’, los asistentes afirman que sus fuentes de información son videos de YouTube, alegando que los medios de información mainstream no son de fiar, ya que han sido corrompidos por alguna entidad como “el gobierno”, un círculo de “iluminados” o “poderes fácticos”.
Este video, por ejemplo, cuenta con más de un millón de reproducciones, y aunque buena parte de las reacciones y los comentarios se burlan del autor del video, lo preocupante es el número de personas que le da la razón:
La teoría de la Tierra Plana es particularmente frustrante porque rechaza toda las pruebas que se han acumulado desde los tiempos de Aristóteles. Y peor aún, cuando las personalidades del espectáculo se dejan seducir por la pseudociencia, al poco tiempo sus seguidores se suscriben a estas ideas disparatadas, ignorando el sentido común. Esto provoca que la comunidad científica tenga que perder su tiempo desmintiendo ideas que debieron ser aclaradas en el tercer grado de primaria.
En efecto, uno de los pilares de la ciencia es “cuestiona todo”, ¿pero esto quiere decir literalmente TODO? Nadie pone en duda que el valor absoluto de uno es uno, ni que la molécula del agua está conformada por otra cosa aparte de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Los ‘terraplanistas’ olvidan que está bien cuestionar todo, pero a partir de la evidencia científica que se ha logrado establecer en el pasado.
