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FAMILIA

La inspiradora historia de un dentista que fue criado por un padre con síndrome de Down

“Estoy muy orgulloso de él”, dijo el joven sobre su padre

Frente al prejuicio de que un hombre con síndrome de Down es incapaz de criar a un hijo y formar una familia, Jad Issa demostró que una persona con su condición también puede ver cómo su hijo se convierte en un adulto con una profesión. Esta es su historia.

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En 2019, cuando se difundió su caso, Sader Issa tenía 21 años, estudiante de la carrera de Odontología en Hama, Siria. Aunque ya de por sí, la realidad de criar a un hijo en un país sumido en una guerra civil es sumamente complicada, el señor Issa asumió los desafíos de ser un padre y un esposo ejemplar, no obstante su condición de síndrome de Down.

“Mi padre ha hecho todo lo posible por asegurarme una vida normal, como la de cualquier otro niño”, dijo Sader a un medio español. “Además, un niño criado en el regazo de una persona con síndrome de Down, como yo, tiene todo el amor y ternura que se pueden ofrecer”.

“Él también ha sido mi mayor apoyo económico y psicológico durante mis estudios y por todo ello, estoy muy orgulloso y agradecido”.

Jad Issa conoció a su futura esposa, Samira, cuando trabajaba en un molino de trigo, empleo que sigue ejerciendo en la actualidad. Ella quedó embarazada en 1997 y nació Sader. 25 años después, Sader se graduó como dentista, un logro que ha enorgullecido enormemente a sus padres. La condición del señor Issa nunca fue un impedimento para que Sader cumpliera sus metas:

“Eso no impidió que me criara con más amor y cuidados de lo que es posible imaginar. Gracias a él, crecí con fortaleza emocional y logré todo lo me propuse. Si pudiera elegir un padre, no tengo duda alguna: lo elegiría a él”, indicó.

Aunque Sader reconoció que “tener síndrome de Down en un país como Siria no es fácil”, su familia pudo salir adelante porque “las relaciones sociales con él son sencillas y puras porque mi padre quiere y respeta a todo el mundo y en retorno, la gente le devuelve amor y respeto y le tratan como a una persona normal”.

En lugar de verlo como una persona con una discapacidad, para Sader, su padre es una inspiración y un ejemplo de superación personal:

“Creo que habría estado mucho menos entusiasmado con la vida y mucho menos apasionado con lo que hago si no tuviera a mi padre especial”.