En Europa se han reportado dos enfermos de fiebre hemorrágica e incluso un muerto. Estos casos tienen en común la picadura de una garrapata.
Las garrapatas son capaces de transmitir un sinfín de patologías, “dependiendo de la zona donde viven y de la especie de garrapata en concreto”, explica Antoni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona.
Estos parásitos son vector de bacterias, virus, y también protozoos.
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Entre las enfermedades transmitidas por este animal están la enfermedad de Lyme, la fiebre de las Montañas Rocosas, la fiebre botonosa mediterránea y la ehrilchiosis.
De estos padecimientos, la enfermedad de Lyme es la principal patología transmitida por las garrapatas en Europa. Es una condición de origen bacteriano producida por la picadura de varios tipos de garrapata portadoras de la bacteria Borrelia burgdorferi.
La enfermedad de Lyme en su fase aguda provoca, entre otras cosas, hinchazón articular, problemas de pensamiento (cognitivos) o entumecimiento y hormigueo. Afortunadamente esta condición tiene tratamiento.
Aun más peligrosa puede ser la fiebre de las Montañas Rocosas, 3% de las personas que la contraen muere. Dicha enfermedad es producida por la bacteria Rickettsia rickettsii, encontrada en las zonas boscosas de todo el continente americano.
Los síntomas de la fiebre de las Montañas Rocosas son, escalofríos y fiebre, confusión y dolor de cabeza y muscular, los cuales se presentan entre los 2 y los 15 días posteriores a la picadura.
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Otra patología transmitida por las garrapatas, la babesiosis, es similar a la malaria, provocar un cuadro de parálisis debido a la transmisión de una toxina.
En resumen, las garrapatas suponen un vector importante de transmisión de muchas enfermedades, generalmente localizadas en áreas concretas del mundo.
Afortunadamente, el contacto con estos parásitos no tiene que ser letal.
La mayoría de estas patologías tienen tratamiento, y algunas incluso vacunas, puntualiza el jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona.
Vía La Vanguardia
