Kyler Baughman, un joven de 21 años, confundió un contagio de influenza con una gripe común y perdió la vida a causa de la enfermedad.
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Baughman era entrenador personal, llevaba una vida saludable y constantemente presumía a sus conocidos los beneficios de su buena salud, sin embargo, murió al creer que tenía gripe.
La confianza que tenía en su cuidado personal hizo que evitara ir al médico, pues pensó que con unos días de descanso el resfriado se curaría por sí solo.
Con el tiempo, los síntomas de la enfermedad empeoraron y fue hasta que Kyler murió que se supo había sido contagiado con influenza.
No se había vacunado contra este virus y por ello su organismo pereció bajo los estragos de la enfermedad en medio de shock séptico.
Kyler comenzó a sentirse mal en Navidad. Presentó congestión nasal y a los pocos días tuvo fiebre y tos por lo que fue llevado a un hospital local.
Una vez allí fue trasladado de urgencia al UPMC Presbyterian en Pittsburgh, pero no soportó el viaje.
Su madre, Beverly Baughman, ha iniciado una serie de campañas para concientizar a otros jóvenes y adultos sobre los estragos que puede tener el subestimar cualquier tipo de padecimiento.
La influenza es una enfermedad infecciosa, aguda y contagiosa que surge por un virus que ataca las vías respiratorias.
La infección produce fiebre, dolor de cabeza y una sensación de malestar. Sus síntomas pueden durar de 5 a 7 días o hasta dos semanas, pero debido a que afecta gravemente al organismo se recomienda acudir con un médico para evitar terribles desenlaces.
