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SALUD

Despiden a Pepe Porras, médico cirujano de Tepito que murió por coronavirus

A pesar de tener diabetes, el doctor Porras se empeñó en recibir a los pacientes de covid por veinte días

El doctor José Porras González falleció el 21 de abril, luego de padecer por poco más de una semana los síntomas de coronavirus/COVID-19. Tenía 38 años de edad. Sus colegas lo despidieron en redes sociales, uno más entre los profesionales de salud que han dado la vida en la primera línea de combate contra la pandemia.

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Mejor conocido como Pepe Porras, el médico cirujano originario de Tepito estaba adscrito a la zona de urgencias del Hospital General 30 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicado en la alcaldía Iztacalco.

A pesar de pertenecer a un grupo vulnerable por las condiciones de diabetes y sobrepeso, el doctor Porras hizo lo posible por recibir y atender a los pacientes de coronavirus, un esfuerzo que dio por veinte días, hasta que se empezaron a manifestar los primeros síntomas de fiebre y cansancio el 13 de abril.

En los primeros días, el doctor Porras tomó la decisión de aislarse en su domicilio. Pero con el paso de los días, su condición se agravó y tuvo que ser internado en terapia intensiva. A causa del diagnóstico, no tuvo oportunidad de despedirse de su familia antes de perder la vida.

Jazmín Flores, sobrina del médico, dijo a El Universal que su tío no tenía miedo.

“Mi tío se sacrificó por el Covid. Él quería estar en la primera línea porque siempre tuvo mucho esa misión de salvar gente, a veces había pacientes muy malos y él se aferraba, los reanimaba y los logró sacar, tenía muchas ganas de ayudar a la gente.”

Ya que no contaba con el equipo de protección adecuado, Pepe Porras incluso se dio a la tarea de conseguir material sanitario por fuera.

“No se espantó, quizás un poco preocupado de conseguir el equipo de protección, porque él lo consiguió por su parte, quizá más caro, pero que le ayudara. El 3 de abril publicó en Facebook: ‘Presente en cuerpo y alma’, y así estaba, totalmente entregado a ir todos los días y salir adelante con sus pacientes. Aunque se arriesgaba, iba y lo hacía con amor”

Su compromiso con el oficio médico no pasó desapercibido por sus amigos y colegas. El doctor Porras había sido diagnosticado de diabetes hace poco, pero eso no empujó al médico a encerrarse en casa, a pesar de las peticiones de sus seres queridos.

“Él sabía que tenía esos factores de riesgo,” dijo el doctor Juan Romero a Animal Político, amigo cercano de Pepe Porras. “Pero no hubo forma de convencerlo. Mi amigo no quiso dar un paso atrás. Mantuvo su vocación hasta el último segundo.”

“Él siempre decía que quería superarse, que no quería quedarse solo como médico general. Por eso se preparó para hacer la especialidad,” dijo el doctor José Antonio Marte Hernández, otro amigo de Pepe que lo recuerda con cariño.

“Me decía que no se iba a rendir, que lo intentaría hasta que aprobara. Y eso era algo que también lo definía mucho como persona y doctor: siempre quería avanzar, ser alguien más. Superarse.”

El doctor Porras era un médico entregado que salía de su casa, en el Estado de México, a las 5:20 horas para llegar al hospital dos horas después. Por la tarde daba consulta y luego regresaba a casa para cuidar de sus hijos.