Indocumentados en Chicago terminan huelga de hambre por trasplantes

CHICAGO, Estados Unidos, ago. 8, 2013.- Los indocumentados que reclamaban ser puestos en lista de espera para recibir trasplantes de órganos se declararon victoriosos y anunciaron hoy el fin de una huelga de hambre de diez días después de lograr acuerdos con los principales hospitales de Chicago.

“Podemos cantar victoria porque algunos de los enfermos ya fueron citados para evaluación y se encaminan hacia la lista de espera, pero el camino será largo y difícil”, dijo a Efe el pastor José Landaverde, de la Misión Anglicana Nuestra Señora de Guadalupe.

Los centros médicos de la Universidad de Illinois en Chicago, Universidad Northwestern y Universidad Loyola, así como el Christ Advocate, se sumarán al Centro Médico Universitario Rush en la integración de una “mesa redonda de trasplantes” que buscará una solución de fondo al problema.

No se tendrá en cuenta el estatus migratorio de los enfermos o si carecen de seguro médico, y en algunos hospitales los costos serán cubiertos con fondos destinados a servicios humanitarios.

El grupo será coordinado por David Ansell, jefe médico del Rush, quien admitió públicamente el dilema ético de los hospitales de “hacer lo correcto” y al mismo tiempo considerar los altos costos de los trasplantes que oscilan entre 100 mil y 200 mil dólares.

Según declaró a periodistas, el 20 por ciento de los órganos usados en trasplantes en Estados Unidos proviene de gente indocumentada y sin seguro médico, que a su vez solamente recibe el 1 por ciento de esos órganos cuando los necesita.

El médico exhortó a los centros de trasplantes de la región, políticos y miembros de la comunidad a encontrar “una solución equitativa”.

Landaverde, que encabezó en menos de un año dos ayunos de enfermos y ruidosas protestas contra hospitales del área, señaló que “la lucha continúa” para lograr que los inmigrantes sin papeles reciban atención médica sin importar el estatus migratorio o financiero del paciente.

Por su experiencia, advirtió, “no se puede creer en los hospitales hasta ver los resultados”, porque en el pasado “han prometido muchas cosas y luego rechazan pacientes una vez aflojamos la presión”.

Para llamar a la responsabilidad a los hospitales se coordinará un diálogo permanente, donde participarán enfermos y activistas.

María Garnica, que participó en la huelga de hambre, dijo estar muy agradecida de que su esposo fue llamado por el Hospital Northwestern para comenzar el proceso de evaluación para integrar la lista de espera de trasplantes.

“Pero los hospitales tienen que saber que vamos a estar atentos y regresaremos a exigirles que cumplan sus promesas”, afirmó.

Otro de los puntos discutidos fue la capacidad de los pacientes trasplantados de pagar decenas de miles de dólares anuales, y de por vida, en medicamentos para evitar el rechazo del nuevo órgano.

Sin un compromiso previo de pago, algunos hospitales se negarían de antemano a realizar la operación, por lo que los huelguistas continúan reclamando la creación de una farmacia sin fines de lucro que suministre medicamentos a precio accesible.

“Estamos lidiando con los más pobres de los pobres, gente que a partir del año que viene con la vigencia de la reforma sanitaria del presidente, Barack Obama, no va a tener ningún derecho, pero que igualmente seguirá trabajando y produciendo en este país”, aseguró Landaverde.

Entre los que realizaron la huelga de hambre y las protestas, que en algunos casos se realizaron por medio de acampadas a las puertas de los hospitales que se negaban a recibir los reclamos, hubo 14 personas necesitadas de trasplantes. De ellas, tres no aguantaron los diez días de ayuno y debieron retirarse por consejo médico.