POLíTICA

Washington, fortificada con barricadas para la toma de posesión de Trump

Cerca de 28,000 uniformados formarán este viernes un masivo dispositivo de seguridad durante la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un Washington fortificado con barricadas para evitar ataques de “lobos solitarios” con camiones como los de Niza (Francia) y Berlín.

El primer perímetro de seguridad encerrará en su interior a un centenar de manzanas del corazón de la capital estadounidense que dejarán cerrados al tráfico cerca de siete kilómetros cuadrados y blindados sus principales puntos neurálgicos.

Alrededor de ese perímetro, que tendrá la Explanada Nacional como epicentro, se ha organizado el levantamiento de barricadas con camiones volquetes y de cemento, autobuses y otros objetos contundentes para prevenir ataques con vehículos contra la multitud como los ocurridos en los últimos meses en Europa.

El 14 de julio de 2016 un tunecino mató a 86 personas a las que arrolló con un camión cuando presenciaban los fuegos artificiales del Día Nacional de Francia, mientras que el pasado 19 de diciembre, en una estrategia muy similar, otro tunecino mató a 12 personas en el mercado navideño de Berlín.

El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, explicó que no existen indicios de una “amenaza creíble y específica” para la toma de posesión, aunque alertó que los focos están puestos en los llamados “lobos solitarios” autoradicalizados dada la evolución del terrorismo global en los últimos años.

Por si acaso, las autoridades han puesto en alerta a cinco de los principales hospitales de la ciudad, el Sibley Memorial, el Howard University, el George Washington University, el MedStar Washington Hospital Center y el Children’s National Medical Center, a los que han pedido que no programen cirugías para este jueves para tener personal y camas disponibles.

Está previsto que 900,000 personas lleguen a Washington para asistir a la toma de posesión de Trump, lejos de los casi dos millones que en 2009 estuvieron en la de Barack Obama, pero cerca del triple de los 300,000 que fueron a la de George W. Bush en 2001 y una cifra nada despreciable en términos de seguridad.

Más allá de las barricadas en el perímetro, el dispositivo de seguridad estará formado por unos 28,000 uniformados, más o menos los mismos que en 2009.

Entre los 28.000 uniformados se cuentan unos 7,800 de la Guardian Nacional (militar), 5,000 del Departamento de Policía de Washington y otros cuerpos locales, así como 10,000 que dependen del Departamento de Seguridad Nacional, como el Servicio Secreto, la Administración de Seguridad en el Transporte, la Guardia Costera o la Policía de Parques.

Una de sus funciones será vigilar los seis puntos de control para acceder a la zona aneja al Capitolio, donde Trump jurará el cargo y a la que prohibirán ingresar, entre otros, cualquier tipo de arma, silbatos, bolsas de un determinado tamaño, globos y pondrán especial atención en requisar los drones.

Otra de sus misiones será lidiar con las múltiples protestas convocadas para la ocasión.

Según Johnson, un centenar de grupos, en su mayoría opositores a Trump, tienen previsto realizar protestas durante el periodo inaugural, 63 de ellos el mismo viernes.

Entre las más problemáticas pueden estar los bloqueos que algunos manifestantes pretenden hacer a los puntos de control de acceso.

También está en el listado de funciones escoltar a la caravana del Trump y del que será vicepresidente, Mike Pence, durante el recorrido de poco más de dos kilómetros que hay entre el Congreso y la Casa Blanca, que pasará por delante de la Torre Trump y que en algunos tramos realizarán a pie.

Para la protección del que será flamante presidente también se han ofrecido como voluntarios el grupo de moteros “Bikers for Trump”, que llegarán a Washington por centenares, la mayoría en sus Harley Davidson, una oferta que Trump ha recibido de buen grado.

El sábado, finalmente, está convocada la Manifestación de Mujeres en Washington, posiblemente la protesta más masiva en la que se esperan más de 200,000 personas pero que las autoridades no ven como una amenaza para la seguridad.

RAMG