Desde hace 10 años, una pareja llega a las 9:00 de la mañana a la playa Papagayo de Acapulco para vender chilate, una bebida artesanal originaria del estado de Guerrero.
“Empezamos a vender sobre la playa, caminar sobre la playa, traemos nuestro producto una cubeta de 10 litros, chilate bien frío”, dijo Mario Ibarra, quien trabaja como vendedor.
Debajo de un frondoso árbol de ficus, Mario Ibarra y Lucia Domínguez, preparan esta bebida a base de cacao para luego iniciar una extenuarte jornada de más de ocho horas para venderlo.
“Es muy refrescante, más así cómo está preparado con mucho hielo, mucho hielo, se toma muy frío”, comentó Mario.
Con temperaturas cercanas a los 40 grados, descalzos, solo protegidos con un gorra, un poco de bloqueador solar y un paño para secarse el sudor, diariamente dan unas 18 vueltas a la playa, caminando poco más ocho kilómetros.
“Aproximadamente son unos siete, ocho kilómetros que caminamos diariamente sobre la arena, el calor pues si nos pega, la playa es bonita, pero trabajar es duro, a la sombra son como 40 grados, ahora imagínese al rayo del Sol, nosotros andamos en los 45 grados centígrados”, agregó.Cuando la cubeta de chilate se termina, regresan a llenarla al árbol de ficus y comienzan el recorrido de nuevo.
“Cuando tenemos sed ya nada más agarramos y nos servimos chilate y ya le seguimos, en la playa es más pesado, no es igual caminar en piso”, aseguró Lucía.
En Guerrero, las temperaturas alcanzan los 45 grados a la sombra y como esta pareja cientos de personas trabajan, bajo los rayos del sol.
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Con información de Isaac Flores
LHE
