Uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo, y a futuro, es qué hacer con la basura y con ciertos materiales en particular, y uno de los desperdicios más comunes es el unicel.
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Un grupo de estudiantes de la Sociedad de Energía y Medio Ambiente, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM instaló una planta en la colonia Santa María Insurgentes para dar un segundo uso a platos, contenedores y vasos de este material.
México produce cada año 125 mil toneladas de poliestireno expandido, mejor conocido como unicel, principalmente para contenedores de alimentos, embalajes y en la industria.
“Si no le damos un adecuado manejo, es lo que causa la contaminación”, apuntó Pamela Brambila, directora legal de Rennueva.
En el país solo existen tres empresas dedicadas al reciclaje y reutilización del unicel.
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Una está en la Ciudad de México. Opera desde 2016. Su tecnología fue creada y patentada por un grupo de egresados de la UNAM, que analizaron las formas de consumo de los mexicanos.
“Una tecnología enfocada a reciclar este producto, el producto de postconsumo”, explicó Pamela Bramila, directora legal de Rennueva.
Una vez limpio, reciclado y clasificado, el unicel se somete a un tratamiento.
“Este proceso empieza en la parte de la molienda, al ser molido el material reduce su tamaño Tenemos un proceso de precompactación posteriormente ya pasa la zona de expulsión reciclaje se empieza a derretir y después pasa por una especie de plato, que tiene unos orificios que pasan como si fueran unas tiras de espagueti se cortan para generar unos pelets, como unos arroces, de poliestireno”, dijo Enrique Estrella, director de operaciones de Rennueva.
Su capacidad de procesamiento es de 325 toneladas al año.
El poliestireno compacto sirve para fabricar plumas, reglas, marcos para retratos, ganchos de ropa, juguetes y partes de calzado.
Con información de En Punto.
LLH
