Más del 63 por ciento de los niños de 0 a 14 años en México ha sido víctima de agresiones físicas o psicológicas como método de disciplina en el hogar.
Así lo revela la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México 2015 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés).
“Todo mundo seguimos normalizando el castigo corporal, los tratos humillantes con fines educativos como permitidos y necesarios. Pegarle a una persona, ocasionarle lesiones a una persona, es un delito; tenemos fallas en nuestro marco legislativo que hacen que no se pueda cubrir de forma adecuada”, dijo Juan Martín Pérez, director ejecutivo de Red por los Derechos de la Infancia México AC.
Según la encuesta, 53 por ciento de los niños son sometidos a agresiones psicológicas; mientras que 44 por ciento ha sido víctima de agresión física.
En seis por ciento de los casos fueron sometidos a castigo severos que se traducen en golpes en la cabeza, las orejas o la cara, o golpes con fuerza y repetidamente.
La mayoría de los hogares, dice el estudio, emplea una combinación de prácticas disciplinarias violentas.
“Cualquier tema que cruce por el ámbito corporal o físico es violencia, una nalgada, un empujón, usar un instrumento como un cinturón, o un zapato, o las manos, cualquier cosa que violente su cuerpo es castigo corporal. Tenemos los tratos crueles y humillantes que son las burlas, la indiferencia”, explicó Juan Martín Pérez.
En general los encuestados con bajo nivel educativo y los que viven en los hogares más pobres tienen más probabilidades de considerar el castigo físico como necesario para disciplinar a los niños.
Según la evidencia científica, la exposición de los niños a la disciplina violenta tiene consecuencias perjudiciales, que van desde los impactos inmediatos hasta los daños en el largo plazo que se llevan a la vida adulta.
Con información de Susana López.
LLH
