CRIMEN Y SEGURIDAD

Suman 34 mil desplazados por violencia en el Triángulo Dorado

El audio donde habitantes de la ranchería El Verano, municipio de Tamazula, Durango, documentaron que los estaba atacando fue grabado el 10 de octubre de 2015.

Son las voces de una familia refugiada debajo de una cama, en su casa; un operativo de la Marina estaba en curso en la Sierra Madre Occidental, para recapturar a “El Chapo” Guzmán.

Cientos de personas, de por lo menos una docena de comunidades serranas de Durango y Sinaloa, abandonaron sus casas.

Un mes después, poco a poco, los cientos de desplazados fueron regresando a sus comunidades, pero los primeros días de mayo de este año el miedo se impuso nuevamente en la región, esta vez por los enfrentamientos que protagonizan grupos antagónicos del crimen organizado, en su lucha por el control del territorio.

En Punto recorrió algunas de esas zonas, en rancherías como El Sauz Viejo, municipio de Cosalá, Sinaloa, a dos horas de la cabecera municipal, muchos de sus habitantes ya no están y los que quedan temen hablar por el riesgo a perder la vida.

En la ranchería El Verano, municipio de Tamazula, Durango, como hace año y medio, la desolación es total.

El enfrentamiento en El Sauz Viejo, ubicado a dos horas de El Verano, y el sonido de las balaceras en rancherías cercanas como El Limón, provocó la huida de los habitantes de las 15 casas que la conforman, ante el temor de que los grupos armados llegaran.

En 15 de los 18 municipios de Sinaloa hay cientos de desplazados por violencia. De 2012 a la fecha, la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos lleva un conteo de 34 mil personas que han dejado todo atrás.

Esperanza Hernández, una de las personas que ha sido desplazada, dijo que la gente que está en su comunidad, ocupando sus viviendas y sus tierras, le impide regresar a su hogar.

Esperanza pertenece al primer gran desplazamiento que se registró en Sinaloa. En enero de 2012 huyó de la comunidad serrana de Ocurahui, municipio de Sinaloa de Leyva, junto con cientos de personas.

La señora Esperanza señaló que “el Gobierno dejó crecer este problema, les dejo el poder a ellos y ahora ellos son los que mandan… Al rato no van a ser solo las Sierras, van a ser hasta las ciudades que sufran este fenómeno”.

Pidió que “se reconozca el problema, el desplazamiento y se corrija para que no siga sucediendo, que no siga habiendo más desplazados, más gente despojada de sus propiedades… sino que haya una acción que diga aquí el Gobierno manda, es la ley del Gobierno, no la ley de ellos”.

La desolación no sólo está en el cuerpo de los que se quedaron. El aire es vacío. El miedo domina.

 

Con información de Cecilia Reynoso.

 

RMT