SALUD

Sudamérica mantiene alerta sanitaria por enfermedades con sello venezolano

La ola migratoria de miles de venezolanos que huyen de su país ha encendido las alarmas en los sistemas de salud y saneamiento público de los países de Sudamérica, en especial de sus vecinos fronterizos. Familias se preparan para dormir en carpas habilitadas como refugios.

Los expertos sostienen que el masivo desplazamiento de emigrantes a los que no se les ha garantizado en su país el derecho a la salud, abre las puertas de enfermedades y epidemias que pueden comprometer al continente.

Para enfrentar la emergencia, se ha decidido por ahora priorizar la atención de los niños venezolanos.

Estamos haciendo análisis de hemoglobina con equipo portátil para ver si los niños tienen o no anemia”, dijo Teresa Gaviria, médica peruana.

SARAMPIÓN, MALARIA Y DIFTERIA LLEVAN EL SELLO VENEZOLANO

No obstante, hay noticias preocupantes. La Organización Panamericana de la Salud ha informado que la mayoría de nuevos casos de sarampión, malaria y difteria registrados en el continente americano llevan el sello venezolano.

En Cúcuta, Colombia, el hospital universitario, ha atendido casos de sarampión, una enfermedad que desde el 2016 había sido erradicada de Sudamérica.

En este hospital, decenas de pacientes son venezolanos, cuyas enfermedades no han sido tratadas en su país por la crisis en ese sector y la escasez de medicinas.

Ahorita no se está practicando absolutamente nada en Venezuela. Se está muriendo mucha gente por falta de medicinas”, declaró Francesca Ludeña, paciente venezolana.

Esta circunstancia de grave riesgo en la atención de salud, ha provocado otro éxodo: el de jóvenes gestantes venezolanas que vienen a dar a luz a Colombia. Las estadísticas son elocuentes.

CAMINANTES VENEZOLANOS RECORREN CIENTOS DE KILÓMETROS

Las nubes oscuras presagian tormenta en Cúcuta, en la frontera colombo venezolana, pero entre el miedo y la incertidumbre, los caminantes venezolanos inician su recorrido de mil 416 kilómetros, rumbo a la frontera con Ecuador.

Lo hacen en grupos de diez o más. Mayormente se conocen en la ruta. Caminan día y noche a la vera de la carretera panamericana que une a Sudamérica. Cruzan páramos con temperaturas muy bajas, valles extremadamente calurosos.

Mujer brasileña abraza a su hijo mientras un venezolano los mira (Reuters)

Recorren aproximadamente 25 kilómetros por día. Cuando tienen suerte reciben aventones de los camioneros que se apiadan de ellos. Tienen los pies cansados y los estómagos vacíos, pero no miran atrás.

Elmo Gonzáles, originario de Miranda, es uno de los caminantes. Según la oficina de asuntos humanitarios de Naciones Unidas, el 85 por ciento de los caminantes venezolanos no tiene dinero, apenas un 2 por ciento puede costearse el hospedaje. Todos sienten que viven una pesadilla.

Nunca lo pensé y bueno nos tocó y hay que seguir adelante para conseguir un futuro mejor”, dice Fanny Tovar, caminante venezolana

Con información de Ricardo Burgos

HVI