RACISMO

Sirios escapan de la guerra; dejan atrás todo lo que tenían

Siria, siete años en guerra, medio millón de muertos, once millones de desplazados, un millón y medio de ellos en Líbano, cientos de hospitales destruidos y a la fecha, sin una solución a la mano.

Luego de haber soportado el crudo invierno y ya en plena primavera, los miles de refugiados se preparan para lo que será el caluroso verano y las enfermedades que le acompañen.

Este es uno de los muchos campos de refugiados en la frontera sirio libanesa.

Hacinados y en pésimas condiciones, estos refugiados han dejado atrás su historia y todo lo que tenían.

Najah recuerda con tristeza como perdió a sus ocho hijos y a sus catorce nietos.

Todos dispersos entre varios países, todos escaparon de la guerra. Uno de esos países es Líbano cuyo sistema de salud se ha visto rebasado por la llegada de miles de refugiados.

Julien Matter, de la organización Médicos Sin Fronteras, comentó: “El gobierno se ha visto rebasado, si el diseño de su sistema de salud está pensado para dar atención a 4.5 millones de personas y de pronto te llega tanta gente, quizá puedas responder durante unas semanas o meses, pero no durante años”.

Médicos Sin Fronteras trabaja en los campos de refugiados ubicados en la frontera con Líbano. Atiende enfermedades respiratorias o gastrointestinales, pero hay enfermedades crónicas en las que los pacientes, al vivir la guerra, pierden todo tipo de esperanza, como es el caso de la diabetes, enfermedades del corazón, la hipertensión o inclusive enfermedades ya de tipo psicológico.

Julien Matter relató: “La semana pasada conocí a una mujer en uno de los campamentos que me contó la historia de un niño pequeño que estuvo en un área sitiada de Siria desde que tenía cinco años. Ella me cuenta que ahí tenían muy poco alimento y que hervían lo poco que tenían para darle algo a los pequeños. Y de pronto, un día ella recibió un paquete de comida que le dio alguien y preparó la comida. Este pequeño, que tenía once años, estaba contentísimo de tener, finalmente, un buen plato de comida delante suyo, pero cuando ella se lo sirvió en la mesa hubo un bombardeo aéreo. No sé bien si el plato salió volando por el bombardeo o si fue la madre de los pequeños que se los llevó a un sótano para protegerlos, pero el plato salió volando. Y desde entonces, este pequeño tartamudea, no puede hablar bien y cuando se le sirve la comida, primero toma algo y se lo mete al bolsillo antes de comer, por si acaso, a pesar de que aquí en Líbano no hay ataques aéreos”.

Según Médicos Sin Fronteras, cada día se realizan por lo menos mil consultas, sumando además la primera labor que realizan que son campañas de vacunación, porque la mayoría de los pacientes son niños.

El doctor Marco Ola, coordinador pediátrico, señaló: “La mitad de los pacientes son niños, asi que esa es una de nuestras primeras necesidades, atender a los niños”.

Y es que a Líbano han llegado niños refugiados, inclusive recién nacidos.

La doctora Audrey Landman, responsable médico, indicó: “Aquí hemos recibido bebés de días de nacidos y jovencitos de menos de 15 años, damos servicios básicos de hospitalización pediátrica, cuidados intensivos y reanimación.

En este desolador panorama ha empezado el octavo año de guerra en Siria y las organizaciones humanitarias piden ayuda; ya que aseguran que los grandes donantes voltean a ver hacia otros sitios. Si aquí no se ve una solución y desafortunadamente Siria está muy lejos de resarcir los daños de esta guerra.

¡Entérate!

Con información de José Luis Arévalo.
RAMG