Todos los días circulan por tres alcaldías de la Ciudad de México cerca de mil scooters eléctricos. Lo hacen por Cuauhtémoc, Benito Juárez y Miguel Hidalgo.
“Estamos en un proceso destinado a ordenar una actividad que se salió de las manos el año pasado, en este proceso estamos orientados a primero que nada a regular el estacionamiento, regular el tamaño de flota y a su vez que nos compartan datos para poder balancear oferta y demanda”, apuntó Rodrigo Díaz, subsecretario de Planeación de la Secretaría de Movilidad de la CDMX (Semovi).
Actualmente son tres empresas las que brindan este servicio en las colonias Roma Condesa, Nápoles, Polanco, Anzures, Juárez y Lomas de Chapultepec.
Cada una de estas compañías contrata personas para que en su casa puedan llevar a cabo la recarga eléctrica de estos vehículos.
“La otra modalidad son los cargadores externos, está es gente que se inscribe en nuestro programa por medio de la app, hace un contrato con nosotros y ellos encuentran los patines en la tarde que están descargados, los llevan a su casa, los cargan y en la mañana los regresan a las estaciones Grin para que los encuentren nuestros usuarios en las estaciones”, indicó Beriana Mendoza, del área de Comunicación de Grin Scooters.
Natalia y su madre Lidia han encontrado en la recarga de patinetas eléctricas un ingreso más para salir adelante.
Y es que después de las 9:00 de la noche las patinetas quedan inactivas y un sensor alerta a los cargadores de su ubicación.
Solos, en pareja o en grupos, los cargadores suben el mayor número de patinetas posibles a sus vehículos y las llevan o sus diferentes centros de carga: Sus casas, negocios, departamentos o estacionamientos públicos.
Natalia platicó cómo comenzó esta actividad.
“Estoy estudiando el último año de prepa y me empezó a llamar mucho la curiosidad ver muchos patines afuera de mi prepa y pues quise adentrarme un poco más y fue cuando ya investigué y le comenté a mí mamá que sería una buena oportunidad de generar un poco más de ingresos y me dijo que estaba bien y desde ahí empezó todo”, señaló Natalia Monserrat Zárate, cargadora externa.
Ahí los dejan conectados a la corriente eléctrica durante 3 o 4 horas y ya cargados nuevamente, los regresan a las calles y los colocan en los puntos indicados también por un sistema especial adaptado en su teléfono móvil.
Este sistema les indica qué cantidad de patinetas se dejan en cada lugar, sin que afecten el tránsito vehicular o peatonal.
Por cada recarga de un scooter, las empresas pagan entre 30 y 40 pesos. Sólo se necesita estar registrado, para después recoger los patines, cargarlos en la noche y liberarlos antes de la 7 mañana.
El pago por cada patín recargado se hace semanalmente de forma automática.
“Bueno yo empecé con un coche muy chiquito porque no cabían y yo necesitaba un medio de tener un poco más de dinero, entonces ella me dijo oye mamá por qué no te ayudo, yo quiero terminar mi carrera, quiero seguir estudiando y pues necesito dinero, ¿qué te parece si las dos cargamos y podemos buscar entre las dos una camioneta, no sé y entre las dos pagarla? Y así fue”, narró Lidia Hamm Rivera, cargadora externa.
A la fecha hay más de 100 personas registradas como cargadores externos. En estos casos la mayoría de los scooters eléctricos son cargados en una casa habitación cuya tarifa de energía eléctrica es distinta a la de una industria o de un negocio.
“En primera darse de alta con nosotros, que los conozcamos, que tengamos sus datos básicos y que también que tengan los utensilios necesarios, los aparatos para conectar el patín y también que nos den sus datos donde se les deposita, se paga 40 pesos por patín y hay un sistema, un cargador puede empezar con cinco patines y bueno si le gusta hacer esto puede ir aumentando la cantidad de patines que carga y bueno esto depende también que haya una buena relación y se estén haciendo las cosas bien pero puede llegar a cargar hasta 100 patines al día”, apuntó Beriana Mendoza, de Comunicación Grin Scooters.
De las tres empresas que brindan este servicio de patines eléctricos, dos cuentan con permiso temporal y la otra funciona bajo amparo.
Con información de Bogdán Castillo.
LLH
