La disposición final del sargazo que invade las playas de Quintana Roo es un problema que puede ocasionar daños irreversibles a otros ecosistemas.
Toneladas de sargazo que se vierten en carreteras y manglares ya fueron enterradas o colocadas en depósitos a cielo abierto, sin las condiciones adecuadas.
Sin embargo, ahora se busca darle otro uso al sargazo.
Hay algunos usos artesanales que se están llevando para la fabricación de cosméticos. Hay otros proyectos para utilizarlos para abono orgánico y para la generación de energía eléctrica”, refirió Alfredo Arellano, secretario de Ecología de Quintana Roo.
La fabricación de biocombustibles y objetos de plásticos como estos vasos y platos, fueron creados con tecnología mexicana a base de sargazo y que además son bio-degradables, y su proceso es mucho más rápido que el PET
Podemos crear platos, podemos crear vasos, podemos crear cualquier tipo de plásticos y con esto termino, aquí estamos ocupando el 30 por ciento de sargazo. Se puede degradar entre 100 y 300 días”, señaló Andrés Muñoz, creador de plásticos a base de sargazo.
Daniela creó una pasta que se utiliza para crear moldes dentales, además se ha descubierto que el sargazo puede ser utilizado en la industria textil, farmacéutica y biomédica.
Se utilizan para hacer muestras dentales del dentista, se utiliza para capturar el color de la mezclilla. No se utilizan químicos y solo en ciertas partes donde se utilizan químicos, son biodegradables”, agregó la emprendedora Daniela Hernández.
La casa de sargazo es una realidad y en la que se utilizan 20 toneladas de sargazo por cada casa construida.
En la industria alimentaria ya se utiliza como espesante y emulsionante, además de que puede generar etanol.
Los proyectos que se han estado planteando que pudieran ser viables esto es urgente. Nos unamos todos en un solo frente y atacarlo, es lo que se debe de hacer”, dijo Esteban Amaro. director Técnico de la Red de Monitoreo de Sargazo.
Esta nueva bio-industria cuentan con asesoría del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios.
Con información de Alejandro Sánchez
KAH
