DEPORTES

River Plate vence a Boca y logra su cuarta Copa Libertadores

Después de una serie de actos de violencia, protestas, apelaciones, cambios de horario y de sede, el club River Plate se consagró campeón de la Copa Libertadores de América, al vencer por 3-1 (5-3 global) a su acérrimo rival, Boca Juniors, en la cancha del Estadio Santiago Bernabéu de esta capital.

Un gol del delantero argentino naturalizado mexicano Dario Benedetto al minuto 44 adelantó a Boca, pero al 68, Lucas Pratto emparejó los cartones en 1-1. Ya en el alargue al 109 de juego, Juan Quintero adelantó a River y Gonzalo Martínez puso cifras definitivas al 120+2, para sellar este histórico campeonato para los de la franja roja.

De esta manera, el conjunto “millonario” consiguió la cuarta Copa Libertadores de América en su historia, luego de obtener los títulos en 1986, 1996 y 2015.

En los albores del encuentro, los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto salieron a presionar al conjunto millonario en busca del gol que los colocara al frente del marcador.

Los “xeneizes” tuvieron un par de oportunidades a favor, una de ellas al minuto siete en jugada de tiro de esquina, en donde el rebote le quedó a Pablo Pérez de frente a la portería, pero su disparo salió deficiente y llegó a las manos de Armani.

Minutos antes de concluir la primera mitad, al 44, Boca dio muestra de su pegada cuando Benedetto recortó a Maidana, encaró mano a mano a Franco Armani y definió tranquilamente para poner el 1-0, tras una asistencia de Nahitan Nández desde medio campo.

En el segundo tiempo, el técnico Marcelo Gallardo apostó por el colombiano Juan Fernando Quintero, en combinación con Gonzalo Martínez, para tener mayor ataque por las bandas y buscar el empate.

Los ajustes tácticos le dieron resultado a Gallardo, ya que al 68, Fernández se combinó con Exequiel Palacios en jugada de pared para servir a Lucas Pratto, quien definió con disparo cruzado al palo derecho de Esteban Andrada para el 1-1.

Ya en el comienzo del alargue, el árbitro uruguayo Andrés Cunha expulsó por doble amarilla al mediocampista colombiano Wilmar Barrios al 93, por una entrada con los tachones sobre Palacios.

River fue en busca del segundo tanto que le diera el campeonato ante un Boca que solo apostaba al contragolpe y a las jugadas de balón parado.

Y al 109, el propio de Quintero recibió un pase de Camilo Mayada desde banda derecha y sacó disparo de pierna zurda desde fuera del área para vencer la portería de Andrada y provocar el grito de los aficionados millonarios para el 2-1.

En los instantes finales del partido, Boca se volcó hacia el frente en busca de prolongar el partido hasta la serie de penales; pero en contragolpe, las “gallinas” sentenciaron el partido por conducto de Gonzalo Martínez, quien condujo desde media cancha y definió sin portero para el 3-1.

Con este resultado, los dirigidos por Marcelo Gallardo consiguieron su segunda Copa Libertadores en tres años, luego de vencer al equipo mexicano Tigres de la UANL en 2015.

River ganó su boleto para ser representante de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) en el Mundial de Clubes, a celebrarse en Emiratos Árabes Unidos.

Esta fue la última edición de la copa en que la final se disputará en juegos de ida y vuelta, ya que para el siguiente año, la Conmebol designó al Estadio Nacional de Chile como sede única para el partido decisivo.

CANTOS Y LÁGRIMAS EN FESTEJO MASIVO DE HINCHAS DE RIVER EN ARGENTINA

Con cantos de orgullo y lágrimas de felicidad celebraron hoy los hinchas de River Plate en el centro de esta capital, bajo una tormenta, el triunfo en la Copa Libertadores contra Boca Juniors, en una histórica final que se disputó en Madrid por la violencia en la sede bonaerense.

La euforia hizo a un lado la indignación de las últimas semanas por el cambio de sede que ordenó la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol), en castigo por la violencia que estalló cerca de la cancha de River en la frustrada final del pasado 24 de noviembre.

El organismo decidió que el histórico choque se realizara en el Santiago Bernabéu, de Madrid, por lo que millones de fanáticos argentinos tuvieron que resignarse a mirarlo por televisión y a 10 mil kilómetros de distancia.

Aun así, el amor por el futbol ganó, y los hinchas de River y Boca, los dos equipos más importantes de Argentina, se reunieron este domingo en bares, restaurantes o en sus casas, para retomar el espíritu festivo que habían perdido entre las interminables idas y vueltas de una final de antología.

“Nos quisieron robar la final, pero no pudieron, demostramos que nosotros somos mejores”, gritaba entre lágrimas Enrique Aponte, un fan de River que agitaba su camiseta rojiblanca bajo la lluvia de Buenos Aires, apenas terminar el partido con un rotundo triunfo para su equipo.

“Dale campeón, dale campeón, millonario de corazón, dale campeón, dale campeón, que esta banda es la mejor”, gritaban a su lado decenas de hinchas que se abrazaban y saltaban mientras formaban una ronda.

La ciudad fue una isla desierta durante los primeros 90 minutos reglamentarios, con un silencio apenas opacado por los gritos que provocaron los goles de Darío Benedetto para Boca en el primer tiempo y de Lucas Pratto para River en el segundo tiempo.

Cada hinchada se refugió masivamente en su barrio, así que los seguidores del equipo xeneize coparon las parrillas del popular barrio de La Boca, en los alrededores del estadio, desde donde alentaron agitando banderas gigantes, vestidos con la camisa azul y oro, cubiertas las cabezas con los tradicionales gorros.

En el otro extremo de la ciudad, en el lujoso barrio de Núñez, el vestuario rojiblanco de los hinchas de River dominaba en los restaurantes de las cercanías del Estadio Monumental, en donde hace dos semanas debió haberse concretado la esperada final.

La alegría fue toda riverplatense cuando el colombiano Juan Fernando Quintero anotó el 2-1 durante el alargue del partido, lo que llevó a conocidos y desconocidos a fundirse en abrazos emocionados.

Ni hablar cuando Gonzalo Martínez selló el 3-1 en los últimos segundos de un encuentro que hasta ese momento había estado marcado por la tensión, porque entonces sí, ya todo fue alegría y tranquilidad.

Apenas sonó el silbatazo final, los hinchas se fueron en masa hasta el Obelisco, el monumento más emblemático del país y punto de referencia de los festejos futboleros.

A pie, en taxi, en auto particular, en metro o camiones, todo fue útil para allegarse al centro y sumarse a la familia de River en la que se juntaban solitarios con parejas, familias, hombres y mujeres de todas las edades.

Llovía, el cielo estaba gris, pero nada de ello opacó la celebración de una victoria que costó tiempo y esfuerzo, pero que, al final, valió la pena.

Con información de Notimex

JLR