ARTE Y CULTURA

Así es el ritual de los indígenas zoques para pedir abundancia a la Madre Tierra

Indígenas de la etnia zoque realizan un ritual prehispánico para pedir abundancia a la Madre Tierra.

  • Esta tradición simboliza el sincretismo de los pueblos originarios con la llegada del catolicismo.

En la comunidad de Copoya enclavada en la parte alta de la zona suroriental de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, indígenas de la etnia zoque realizan un ritual prehispánico para pedir abundancia a la Madre Tierra.

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Para esta ceremonia se construye una pequeña casita con estructura de varas de otate con techos, paredes y una puerta cubierta con hojas de plátano donde se coloca una canoa llena de tierra donde mujeres y hombres depositan semillas, una tradición que simboliza el sincretismo de los pueblos originarios con la llegada del catolicismo.

“La siembra significa de cómo nos va a ir en el año todo el campesinado, los antepasados ya se dan cuenta cómo nos va ir así”, dijo Saraín Jiménez Sánchez, descendiente de la etnia zoque.

“Es la concepción propiamente de María, la Tierra que concibe la semilla”, comentó Ronay Mendoza Solar párroco de la Iglesia de Copoya.

“Para mí significa mucho porque hoy es pedirle a Dios que vengan abundancias buenas a la siembra pues, vemos que la siembra por medio del campo es como comemos todos, nos alimentamos todos”, señaló José Enrique Hernández Escobar, coordinador pastoral de Cultura de Iglesia de Copoya.

Primero son las mujeres que siembran semillas de maíz y frijol; al finalizar “la siembra” las mujeres son “fertilizadas” por el agua que los varones arrojan al techo y las paredes de la casita y que simboliza la fertilidad de la raíz prehispánica.

“Yo de mi parte siento alegría estar buena de salud, si estoy enferma no puedo participar, pero gracias a Dios y la madre santísima estoy buena de salud”, narró Leonor Jiménez Severa, descendiente de la etnia zoque.

“Vamos a ver cómo nace la milpa y todo lo que se siembra y la cosecha del año que viene cómo va a ser”, comentó Candelaria Rincón Escoba.

La ceremonia sigue y ahora son las mujeres las que arrojan el agua a la casita de la siembra.

“Ahí se siembra cebollín, albahaca, chayote, maíz, este frijolito, patashete verdad, más o menos una imitación o simulación al jardín de edén más o menos”, compartió Javier Escobar Jiménez, descendiente.

Al término de la siembra, hombres y mujeres danzan sin cesar para despertar a la Madre Tierra y que la semilla comience a germinar.

Con información de Juan Álvarez.

LLH