Desde el pasado 3 de febrero del 2017, el volcán de Fuego de Colima entró en un periodo de baja actividad, con emanaciones de vapor de agua y gases.
“Es normal que haya una pequeña cantidad saliendo, significa que hay movimiento de magma pero ya profundo”, indicó Nick Varley, vulcanólogo de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Colima.
A pesar de su baja actividad, es monitoreado por 11 estaciones sísmicas de banda ancha y cámaras de video-vigilancia, la mayoría funciona de manera óptima, sin embargo, algunas tendrán que ser reemplazadas por otras de mayor tecnología.
“En el caso de la deformación volcánica en este momento sí estamos un poquito mal en ese sentido, nos falta poner más equipo”, señaló Raúl Arámbula Mendoza, director del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones de Vulcanología
“Seguimos midiendo gases pero ya los equipos son muy viejos y a veces no funcionan, tenemos que regresar al laboratorio y hacer ecuaciones y es bastante difícil”, explicó Nick Varley, vulcanólogo de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Colima:
Para los investigadores, la experiencia que deja la erupción del Volcán de Fuego en Guatemala, obliga a incrementar los equipos de monitoreo de los volcanes activos, y eficientar la comunicación entre autoridades y especialistas.
El Volcán de Fuego de Colima es uno de los más activos en México y Norteamérica.
El pasado 12 de marzo, investigadores del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones de Vulcanología del estado de Colima iniciaron con la rehabilitación y modernización de la red de monitoreo que vigila el comportamiento del Volcán de Fuego de Colima.
Los investigadores instalaron en una de las zonas más cercanas al volcán, una cámara de video vigilancia, un sismómetro de banda ancha de última generación y un sensor de infrasonido.
El equipo fue adquirido con recursos que destina el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, al Programa de Atención a Problemas Nacionales.
Estos equipos están siendo instalados al norte del municipio de Comala, a 7 kilómetros de la cima del volcán de Fuego de Colima y a un costado de la barranca de El Zarco, por donde cada año en época de lluvias fluyen los lahares hacia la comunidad de La Becerrera, que tiene 250 habitantes.
En el 2015, las lluvias generadas por el huracán Patricia, formaron una avalancha de lodo y piedras que fluyó por el arroyo El Zarco, destruyendo el camino que conecta a los estados de Colima y Jalisco en la zona volcánica, su fuerza alcanzó una vivienda en la localidad de La Becerrera, sin embargo, no ocasionó daños mayores.
La información que generen estos equipos, podrán verla de forma simultánea investigadores del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), autoridades de Protección Civil de Colima y del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
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Con información de Bertha Reynoso.
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