La reina Isabel II permanece sola durante la ceremonia religiosa del funeral del príncipe Felipe y cuando el ataúd de su esposo sea descendido en la Bóveda Real de la antigua capilla debido a las restricciones de COVID-19.
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“Es la reina, se comportará con una extraordinaria dignidad y un extraordinario coraje como siempre lo hace. Y, al mismo tiempo, estará despidiendo a alguien con quien estuvo casada durante 73 años”, dijo Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, quien ayudó a oficiar el servicio.
La monarca de 94 años despide al príncipe Felipe, su marido durante más de siete décadas, en un funeral privado, en el que la nación inglesa guardó un minuto de silencio para conmemorar la muerte de una figura fundamental de la monarquía británica.
El ataúd de Felipe, quien murió a los 99 años el 9 de abril en el Castillo de Windsor, fue trasladado a la capilla de San Jorge del castillo en un Land Rover especialmente acondicionado.
El príncipe Carlos, heredero al trono, y los otros tres hijos de Felipe caminaron detrás en la procesión.
El príncipe Guillermo y su hermano, el príncipe Enrique, quien ha regresado desde Estados Unidos para asistir al funeral, caminaron separados por su primo Peter Phillips.
La reina, quien dice que la muerte le dejó un enorme vacío, fue trasladada en el Bentley estatal.
El príncipe Felipe, quien se casó con Isabel en 1947, ayudó a la joven reina a adaptar la monarquía al mundo cambiante de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando la pérdida del imperio y el declive de la deferencia desafiaron a la familia real más prominente del mundo.
Ahora la reina enviuda en momentos en que lidia con una de las crisis más graves de la familia real en décadas: acusaciones de racismo y negligencia de su nieto Enrique y su esposa estadounidense Meghan.
Con información de Reuters.
RAMG
