A las 11 de la noche partieron en caravana de la delegación Cuajimalpa, en donde descansaron unas horas luego de caminar desde la capital mexiquense, desde el pasado lunes la Peregrinación Anual de la Diócesis de Toluca.
Bajo la luz de la luna avanzaron durante 5 horas hasta concluir el recorrido de 27 kilómetros que inicio en la carretera México-Toluca y continúo por Reforma y Calzada de Guadalupe en la Ciudad de México.
Entre los peregrinos se encontraban varios migrantes y familiares de indocumentados que viven legal o ilegalmente en Estados Unidos.
Uno de ellos es Alberto, quien tiene dos hijos dedicados a la construcción de casas y que radican desde hace 5 años en Los Ángeles, California.
“Se han sentido ya incomodos por el hecho de estar allá. Les ha estado costando mucho últimamente para el trabajo, lo que ellos hacían se ha reducido al 50 por ciento”, dijo Alberto.
Otro caso es el de José Díaz, quien tiene una sobrina que vive con su esposo en Nueva York.
Ambos son indocumentados y trabajan allá, y según cuenta José, les ha costado más trabajo salir adelante desde que se endurecieron las medidas migratorias del presidente Donald Trump.
“Ya no puede salir a divertirse tantito, ya nada más ahora, si del trabajo a su hogar para que no haya ningún problema”, enfatizó José Díaz.
Antes de regresar a sus lugares de origen, los peregrinos de la Diócesis de Toluca participaron en una misa que se ofició a las 7 de la mañana en el templo Mariano.
Con información de Carlos Guerrero
KAH
