CRIMEN Y SEGURIDAD

Penal femenil de Saltillo obtiene reconocimiento de la CNDH

El Centro Penitenciario de Saltillo, Coahuila, está certificado por la Asociación Americana de Correccionales (ACA) por cumplir con estándares internacionales de infraestructura y reinserción.

Antes del amanecer, realizan el pase de lista; después inician labores de limpieza y otras se van a los talleres remunerados.

En el taller de maquila elaboran chamarras térmicas para una empresa extranjera.

Apolonio Armenta, director de Centros Penitenciarios de Coahuila, explicó que trabajar en la maquiladora es un oficio donde las reclusas “aprenden lo que es corte y costura, reparación de máquinas y todo eso se maneja bajo un esquema básicamente de lo que es una empresa formal, una industria formal, como si estuvieran en el exterior. Aquí tienen un horario específico, tienen horarios de descanso, tienen un sueldo y se les paga un incentivo, por producción”.

Las 52 reclusas trabajan también para otra empresa privada haciendo barbiquejos, es decir, las cintas con que se sujetan los cascos de seguridad.

Otro de los talleres donde trabajan es el de la elaboración de tortillas de harina.

Una de las internas, Fabiola, dijo que los oficios les ayudan a que pase el tiempo, a tener trabajo y a comprar sus propias cosas con el dinero que obtienen como remuneración.

El trabajo permite que las reclusas reciban un salario y aprendan nuevos oficios, como parte del programa de reinserción social, que también le dio al penal femenil de Saltillo el primer lugar en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Sofía Esmeralda, otra interna del penal femenil de Saltillo, comentó que está “recluida por el delito de secuestro con una sentencia de 21 años… Empezamos a secuestrar, matamos gente, las desaparecíamos… Era una mujer tan dura, tan llena de odio hacia todo el mundo, me odiada a misma por eso quería destruirme”.

A las 13:30 horas, detienen todas las actividades para salir a comer, en orden y divididas en grupos.

La cocina del penal, junto con sus cocineras, recibieron el Distintivo “H” otorgado por las Secretarías de Turismo y Salud, por calidad y preparación de alimentos.

En la cocina trabaja Mariana, desde hace tres años de los seis que lleva reclusa; ahí, aprendió a cocinar. “Me siento orgullosa y saber que he logrado tres acreditaciones y que no es fácil… incluso la empresa me ha ofrecido trabajo, entonces tengo muchos planes para ahora que salga, primeramente Dios, espero en dos años”.

 

Con información de Adriana Valasis.

 

RMT