Papa Francisco proclama santos al obispo Óscar Romero y a Pablo VI

El papa Francisco proclamó santo al arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, asesinado en marzo de 1980 por un escuadrón de la muerte mientras oficiaba misa.

El ya conocido como “San Romero de América” fue canonizado en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro.

Plaza de San Pedro, en El Vaticano. (Foto: Reuters)

Como es habitual, Francisco utilizó la formula en latín para proclamar la santidad del obispo y pedir que fuese inscrito en los libros de los santos de la Iglesia.

“San Romero de América”, como es conocido entre los salvadoreños, o San Óscar Arnulfo Romero, amado en vida y venerado tras su muerte, el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador, es el único capaz de conciliar a todo un país, en torno a su figura y su legado.

Nacido en el seno de una familia humilde en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917, siempre se alzó como firme defensor de los pobres y detractor confeso de los abusos contra los derechos humanos en los años previos a la guerra civil salvadoreña (1980-1992).

Romero sabía que lo asesinarían; lo tenía claro, según narran sus colaboradores en sus últimos años de vida, y era consciente de que la causa de su muerte sería su implacable lucha por los más desfavorecidos y crítica incansable de las injusticias que se cometían a diario.

“Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”, “que mi sangre sea la semilla de libertad y la señal de la esperanza”, “les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!”, son algunas de las frases más recordadas del mártir, quien las usaba en sus homilías y las transmitía a sus seguidores.

San Romero de América (izquierda) y Santo Pablo VI (derecha). (Foto: Reuters)

 

Durante la ceremonia de hoy también se celebran las canonizaciones de la que es considerada la primera santa boliviana, aunque nació en Madrid (España), Nazaria Ignacia March; así como de los sacerdotes italianos Francesco Spinelli, Vincenzo Romano y el laico Nunzio Sulprizio y de religiosa alemana María Katharina Kasper.

El papa Francisco también proclamó santo al papa Pablo VI, cuyo pontificado fue de 1963 a 1978.

La ceremonia comenzó con el nuevo prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Becciu que, acompañado de los postuladores de las causas de los siete santos, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno.

Después el papa pronunció la fórmula en latín: “Después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina, y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a los beatos…”

Y continuó: “Y les inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos”.

La proclamación de la santidad fue recibida con un gran aplauso en la Plaza de San Pedro donde se congregaron cerca de 70 mil personas, sobre todo procedentes de la región de Lombardía (norte de Italia), donde nació el papa Giovanni Battista Montini y miles de peregrinos llegados de El Salvador.

El papa, recordado por haber concluido el Concilio Vaticano II, había sido beatificado por el papa argentino el 19 de octubre de 2014 en una misa que fue la ceremonia de clausura del Sínodo extraordinario sobre la familia, y ahora la canonización se produce mientras se celebra la asamblea de los obispos sobre los jóvenes.

En la ceremonia se encontraba la familia, que ha sido protagonista del milagro reconocido para que Pablo VI pudiera ser proclamado santo.

El milagro aceptado fue el de Amanda, una niña nacida el 25 de diciembre de 2014 en Verona (Italia), con apenas 24 semanas de gestación, quien sobrevivió.

Con información de EFE

LHE