POLíTICA

El papa Francisco dona 40 mil crucifijos a fieles en San Pedro

El papa Francisco regaló hoy 40 mil crucifijos a los fieles congregados en la plaza de San Pedro para el habitual rezo dominical del Ángelus.

Hoy, dos días después de la fiesta de la Santa Cruz he pensado regalar a quienes están aquí un crucifijo”, dijo Francisco, que mostró el objeto desde la ventana del Palacio Apostólico.

Los invito a aceptar este regalo y a ponerlo en su casa, en la habitación de los niños o de los abuelos. No es un objeto ornamental, sino un símbolo religioso para contemplar y rezar”.

El pontífice subrayó que “es un regalo de papa” y advirtió a todos de que “no hay que pagar. Si alguien les dice que paguen es un timo”.

Tras finalizar el Ángelus unas 300 personas, entre ellos pobres, gente sin techo, religiosos y voluntarios distribuyeron las cruces entre la multitud congregada en la plaza.

El crucifijo, en metal plateado y que se entregó dentro de una bolsa transparente, va a acompañado de una tarjeta con una frase en tres lenguas pronunciada por el papa Francisco en el via crucis de
la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil en 2013: “en la cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia”.

En marzo pasado, el papa Francisco cumplió cinco años desde su elección en el cónclave de 2013, con el que dio inicio a un pontificado en el que situó en el centro de su mensaje la atención hacia los pobres y más desfavorecidos de la sociedad.

En la lluviosa tarde del 13 de marzo de 2013, los cardenales, reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina, se preparaban para la quinta votación, la que acabaría designando al argentino Jorge Mario Bergoglio como el primer papa latinoamericano de la historia.

Él mismo ha explicado en varias ocasiones que a su lado se encontraba el cardenal brasileño Cláudio Hummes, el “amigo” que se encargó de confortarle cuando se percató de que los votos en favor del argentino aumentaban inexorablemente.

Los aplausos de los purpurados fueron finalmente la señal inequívoca de que la Iglesia tenía a un nuevo pontífice, tras la sonada e histórica renuncia de Benedicto XVI.

En ese momento Hummes, franciscano, abrazó a Bergoglio y le susurró unas palabras que marcarían definitivamente su ministerio: “No te olvides de los pobres”.

El papa Francisco y el papa emérito Joseph Ratzinger. (AP, archivo)

Fue por lo que el argentino eligió el nombre de Francisco, en honor al santo de Asís, el patrón de los pobres, “Il poverello”. Tras la “fumata blanca” y aquel “Habemus papam”, el nuevo pontífice enseguida sorprendió por su sencillez, asomado al balcón de la logia central de la basílica vaticana: “Hermanos y hermanas, buenas tardes”, saludó ante una plaza abarrotada de personas.

Desde entonces, la pobreza y los “últimos” han estado en el centro de su ministerio, en sintonía con otro de los grandes pilares de su doctrina, la misericordia.

Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, exclamó el recién elegido papa Francisco, que ya denotaba sencillez en sus palabras y su apariencia, durante la audiencia posterior al cónclave ante los medios de comunicación internacionales.

Es sabido que su limosnero, Konrad Krajewski, reparte víveres y objetos de primera necesidad entre los pobres de la capital y durante su pontificado la escultórica columnata de San Pedro alberga también unas duchas y barbería para los mendigos que lo necesiten.

Con información de EFE

MLV