En Palmarito, los comercios abrieron sus puertas y la gente estuvo en las calles realizando sus actividades cotidianas.
En la presidencia auxiliar de Palmarito y en el Módulo de Seguridad, las oficinas permanecieron cerradas.
La comunidad no cuenta con vigilancia de autoridades federales, ni estatales, tampoco hay presencia de elementos militares.
En los campos de cultivo, donde se han detectado el 90 por ciento de las tomas clandestinas de hidrocarburo, los campesinos trabajaron sus tierras.
Lo que si se observó fue el tránsito constante de camionetas con vidrios polarizados y jóvenes en motocicletas, muchos de ellos menores de edad.
Uno de ellos reconoció que en este municipio poblano hay venta de huachicol.
Afuera del pueblo solo quedan los restos de las llantas quemadas, este jueves, durante el bloqueo de la autopista Orizaba-Puebla.
A un kilómetro de distancia de Palmarito, elementos del Ejército mexicano y de la Policía Estatal permanecen en una base de operaciones.
Con información de Antonio Morán
LHE
