CRIMEN Y SEGURIDAD

ONU publica informe detallado de horrores en Myanmar contra minoría rohinya

La comisión de investigación de la ONU sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas en Birmania, (Myanmar), publicó hoy el mayor y más detallado informe sobre las atrocidades y abusos cometidos contra la minoría musulmana rohinya durante décadas.

El documento, de 444 páginas, detalla las vejaciones y abusos perpetrados contra esta comunidad apátrida, el Estado no los reconoce como nacionales- desde 2011 en los estados de Kachin, Shan y, especialmente, en el norte de Rakáin.

El informe pone sobre todo el acento en los distintos estallidos de violencia que ha habido a lo largo de los años y especialmente en el ocurrido a partir del 25 de agosto de 2017 en el estado de Rakáin y que provocó la huida de más de 800, 000 personas hacia Bangladesh, donde sobreviven como refugiados.

Miembros de la investigación sobre Myanmar asisten a una conferencia de prensa en la ONU en Ginebra (Reuters)

La conclusión más relevante del informe es que se confirmaron elementos de “genocidio intencional” por parte de los altos mandos de las Fuerzas Armadas birmanas en dicha operación contra los rohinya.

La misión considera que “los crímenes cometidos en el estado de Rakáin y la manera en la que fueron perpetrados, son similares en su naturaleza, gravedad y alcance a aquellos que han permitido establecer un genocidio intencional en otros contextos”.

La investigación se ha basado en más de 800 entrevistas de supervivientes de las masacres pero también en vídeos, fotografías e imágenes satelitales que demuestran la campaña de tierra quemada perpetrada por las autoridades.

“Con toda esta información pudimos reconstruir lo que sucedió en once lugares. Y nos muestra un patrón de comportamiento del Ejército totalmente desproporcionado en que separaban a hombres y mujeres, a los hombres los mataban directamente, a las mujeres y a los niños los violaban y después los mataban quemados en sus casas”, sostuvo en rueda de prensa una de los miembros de la comisión, Radhika Coomaraswamy.

Basándonos en este patrón llegamos a la determinación de que (los militares) deberían ser perseguidos por genocidio”, agregó.

“Me pegaron con cinturones y cuchillos. Quemaron y mataron a mis padres, incendiaron la casa y me violaron”, explicó una víctima.

La investigación ha revelado que “cientos o posiblemente miles de mujeres fueron violadas, la gran mayoría por múltiples soldados, varias veces y en grupos de hasta 40 chicas”, revela el informe, que denuncia que niñas de hasta siete años fueron asaltadas sexualmente.

“Tuve suerte, solo fui violada por tres hombres”, recoge otro de los testimonios de las víctimas.

Concretamente, la misión de investigación considera que es “una estimación conservadora que al menos 10, 000 personas fueron asesinadas” durante las operaciones de limpieza étnica en agosto de 2017.

“Éramos 13 mujeres escapando del fuego cruzado entre el Ejército y los grupos armados y nos dispararon directamente”, denunció otra de las víctimas.

Los miembros de la comisión subrayan que “la demolición en masa y la política de destrucción en el estado de Rakáin levanta serias preocupaciones sobre la destrucción de evidencias y sus efectos en futuras investigaciones de los crímenes, incluyendo los más graves bajo la ley internacional”, como el genocidio.

Mujeres refugiadas de rohinya sostienen pancartas en un campo de refugiados en Bangladesh (Reuters)

Es por ello que está pidiendo que se establezca algún tipo de mecanismo que pueda preservar las evidencias y poder prepararlas para ser usadas por el ministerio fiscal cuando haya un tribunal susceptible de juzgar dichos crímenes.

Los expertos han instado al Consejo de Seguridad de la ONU a referir el caso a la Corte Penal Internacional (CPI) o a crear un tribunal internacional penal “ad hoc” para juzgar esos crímenes.

El texto también analiza la represión y denegación de derechos aplicadas como política de Estado contra los rohinyás durante “medio siglo”.

“Los múltiples elementos de opresión están basados en políticas de estado que ocurren en un contexto de retórica y práctica discriminatoria. La misión concluye que esta sistemática, severa e institucionalizada opresión, desde el nacimiento hasta la muerte constituye persecución”, subraya la comisión.

El documento, además, explicita centenas de violaciones, culpa claramente al Ejército de la gran mayoría de las atrocidades cometidas y nombra públicamente a los mandos que deberían ser investigados y juzgados por un tribunal internacional por haber cometido el peor crimen, el de querer eliminar, suprimir a una comunidad entera.

Los expertos nombran a los mandos militares que consideran responsables de los crímenes cometidos durante la campaña militar, empezando por su máximo cargo, el general Min Aung Hlaing.

De hecho, los expertos han elaborado una exhaustiva lista con los presuntos responsables de los crímenes cometidos contra los rohinyás.

Pero también condenan a la líder de facto birmana, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, porque “no utilizó su cargo (…) ni su autoridad moral para frenar o prevenir los acontecimientos en el estado de Rakáin”.

En este sentido, otro de los miembros de la comisión, Christopher Dominic Sidoti afirmó que la democracia en Birmania “nació muerta”.

Además del “genocidio intencional” en Rakáin, la comisión ha recabado pruebas de crímenes de guerra y contra la humanidad en los tres estados perpetrados por el Ejército.

Con información de EFE

HVI